sábado, 21 de junio de 2014

El Resplandor: temerás los hoteles en invierno.


Stephen King es actualmente considerado el rey indiscutible de la novela de terror. Sus clásicas Carrie, y Eso son las más notables de una lista que cada año añade varios títulos a la extensa bibliografía de este genio.
En 1977, King apenas comenzaba su carrera como escritor y era conocido por Carrie, ese año nos plantea una obra llena de, para parafrasear a Edgar Allan Poe, fantásticos terrores jamás antes sentidos.

Sinopsis.

La novela cuenta la historia de Danny Torrance, un niño de cinco años hijo de Jack y Wendy Torrance, un matrimonio que ha pasado su primera crisis gracias al alcoholismo del cónyuge varón; quien es un pretendido escritor y, al encontrarse sin trabajo, decide aceptar la oferta de ser el cuidador de un hotel de temporada que debe cerrar todo el invierno dadas las bajas temperaturas: El Overlook Hotel.
Danny tiene una habilidad que sólo se puede calificar de clarividencia; aunque la novela lo denomina “resplandor”. El hotel ha cambiado de propietario descomunalmente dadas sus altas pérdidas y la cantidad de crímenes que allí han sucedido.
A Danny se le advierte que no debe entrar en ciertas habitaciones, específicamente la 217; pero como todo niño hace, basta con prohibirle algo, para que en un momento dado, la curiosidad le corroa al grado de que se halla ante la puerta de tal habitación y ve dentro de ella el cadáver de una mujer muerta hace mucho tiempo.
Jack Torrance ha investigado la historia del hotel y poco a poco se ha dado cuenta de todo lo que en él ha ocurrido, siendo poco a poco seducido por el hotel mismo, a través de visiones, convenciéndole de atacar a su familia. El hotel tiene personalidad propia, manipula todo a su entorno, y todo aquel que muere dentro del mismo, se queda para siempre en una fiesta de máscaras sin fin, donde, reina la muerte roja, en una clara referencia a La Máscara de la Muerte Roja de Edgar Allan Poe.
Jack intenta resistir en un principio, pero su voluntad es débil y termina cazando a su familia por el hotel. Danny se conecta a través del resplandor con Dick Halloran, el cocinero del hotel, quien le explicó de varias de las cosas que se podía encontrar en el hotel y quien, al igual que Danny, también tiene el resplandor. Dick llega al hotel para salvar a la familia, aunque Jack está tan poseído por el hotel que ya no tiene control sobre sí. La caldera del hotel explota con Jack adentro, y la familia junto con Dick logran salir antes de que esto ocurra. En un último y desesperado momento, el hotel intenta poseer a Dick para obligarlo a matar al niño, pero Dick no cede.

Crítica.

Stephen King estaba en el umbral de la fama cuando escribió esta novela, y definitivamente su prosa es fantástica; pero un tema me es imposible de eludir: las más de doscientas páginas que la historia tarda verdaderamente en arrancar. Efectivamente, uno conoce el contexto inicial y desde el primer capítulo más o menos le va quedando a uno claro el tono de la historia, pero definitivamente pudieron eliminarse un par de capítulos completos sin que ello afectara de forma sustancial la obra de King.
Sin embargo, a partir del primer encuentro en la habitación 217, la obra comienza a tomar el ritmo, velocidad y tono adecuados; la narrativa se desliza hasta envolver al lector entre el alcoholismo libre de etanol de Jack (se sabe de antemano que teóricamente no hay una sola gota del alcohol en el hotel, la enorme curiosidad de Danny y las preocupaciones de Wendy que comienzan a cobrar vida junto con el hotel mismo. Lentamente la trama, con toda la carga psicológica posible, lleva al lector a una psicosis emocional, a un estado donde se sabe que ineludiblemente ocurrirá el punto violento de quiebre, donde el hotel buscará apoderarse de Danny, a través de su padre.
¿Fácil de digerir? No. ¿Extenso? Un poco. ¿La mejor obra de King? Definitivamente no. ¿Qué lo hace bueno? La segunda mitad, con la narrativa de King. Es bueno, pero se debe estar consciente, es muy, pero muy pesado de leer y más aún, de digerir.

La película: Inexacta, pero entretenida


Stanley Kubrick, director de 2001: Odisea del Espacio, en 1980 dirigió la adaptación más reconocida de esta obra. Definitivamente nunca se debe esperar que una película contenga hasta el más mínimo detalle de la novela que se pretende adaptar, dado que precisamente es una adaptación y muchas veces, la visión del director puede ser más pequeña o más grande de la del autor del libro.
En ese contexto lo primero que puedo decir es que la visión original del libro le da una trascendencia toral a la personalidad del hotel, y su exigencia de que Danny Torrance se convierta en parte de su acervo, mientras que en la película no se menciona la personalidad del hotel y es algo que en sí queda en el aire, como a la libre deducción del espectador.
En definitiva, para tratarse de una película de ya más de 30 años, y con el impacto que por esas fechas habrá causado El Exorcista, se trata de una buena cinta, una adaptación que si bien se tomó ciertas libertades dentro del guión, lo cierto es que llevar la novela punto por punto habría sido un desastre debido a lo pesado de la trama. Un defecto que sí se puede encontrar es que el personaje de Wendy pareciera estar toda la vida a punto de echarse a llorar, termina por creerse que no puede cerrar la boca o algo así, dado que siempre está con cara de asombro, abriendo la boca. Jack Nicholson es fantástico en el personaje de Jack Torrance, y eso compensa el defecto actoral antes referido. Sirve para pasar el rato, si lo que se busca es una película de terror psicológico, esta es seguramente una de las más notables.
Mi valoración personal:
Del libro 7

De la película 7.5

sábado, 7 de junio de 2014

Maléfica: Tchaikovsky debe estar revolcándose en su tumba.


En 1959, Disney produjo “La bella durmiente” una historia en dibujos animados basada en el cuento de los hermanos Grimm que históricamente ha sido inmortalmente musicalizada por Piotr Ilich Tchaikovsky, el romántico ruso, como muchos lo conocen.
De esa producción surgió un personaje lépero, sarcástico y malvado como él solo: la inconfundible Maléfica (Malleficent, en inglés). Como ya viene siendo costumbre, Disney decidió sacar del congelador un viejo cuento para hacerle modificaciones y presentarlo en una película  sin dibujos animados y con Angelina Jolie como la flamante villana, aunque ya por el título podemos deducir que en esta ocasión Maléfica no será la villana.

Sinopsis.

En un reino muy lejano, un hada llamada maléfica tiene un idilio con un joven llamado Stefan. Después de eso, un ejército invasor trata de ocupar sus dominios. Con su poder, Maléfica lo vence, y es entonces cuando el agonizante rey pide que uno de sus valientes soldados se gane el derecho de ser su sucesor vengando su muerte segura. Stefan, como soldado del rey, va en busca de Maléfica, y en una traición poco sorpresiva para el espectador, le corta las alas y se gana así el derecho de ser rey.
Así, Stefan tiene una hija de nombre Aurora, en cuya fiesta de nacimiento se apersona Maléfica y, como castigo a Stefan, le impone una maldición a Aurora, que a los 16 años se pinchará con el huso de una rueca y caerá en un sueño del que sólo podrá despertar  con el beso del verdadero amor.
El rey Stefan encomienda a tres hadas el cuidado de su hija, lejos del castillo, y manda incautar y quemar todas las ruecas del reino.
Ante la ineptitud de las hadas, Maléfica debe cuidar que Aurora viva hasta los 16 años, con lo que termina por encariñarse, al grado que mantiene conversación y una relación muy cercana con Aurora; intentando revocar su maldición, sin embargo no le es posible (quizá la mayor incoherencia de la película).
Finalmente, el destino de Aurora se cumple y Maléfica acude al castillo para buscar que el príncipe Felipe bese a la princesa y sea posible que esta despierte. Al final, no es el beso de Felipe sino el de Maléfica el que despierta a Aurora, ello antes de una pelea de proporciones épicas en el castillo del rey Stefan, donde este último pierde y finalmente Maléfica decide unir los dos reinos y coronar a Aurora como reina.

Crítica.

Vaya cursilería. La historia de 1959 no era precisamente buena, aunque en cierto sentido la ignorancia sobre los orígenes y motivos de Maléfica la hacían un tanto cuanto más aterradora, además de que, como ya se apuntó anteriormente, Maléfica es uno de los personajes más malhablados de todas las películas infantiles (sólo superada por Merlín en La espada en la piedra), además de que la producción original utiliza la música de Tchaikovsky como fondo de una historia que se cuenta sin mayor trámite.
Pero ya no estamos en 1959 y ahora Maléfica es personificada por Angelina Jolie, a quien no le queda mal el papel, el problema es… el papel en sí. Ahora Maléfica tiene un pasado, uno que en realidad explica muchas cosas, si la película hubiera terminado con la maldición de Maléfica sobre Aurora, habría sido fantástica; pero continuó su curso por otros cuarenta minutos. El desarrollo de la historia a partir de la maldición es más errático, el encariñamiento de Maléfica con Aurora es lento y complicado, hasta el punto donde uno piensa ¿era necesario? No, no lo era, es la respuesta concreta.
La modificación sobre la producción original se acentuó poco a poco y finalmente el espectador tiene que reconocer que se estaba precipitando a eso desde un principio. No pasa inadvertido que llega un punto donde realmente empalaga, tal vez si el personaje se llamara Benéfica y no Maléfica, funcionaría mejor.
Al final guarda coherencia, y a Jolie le queda bien el papel, pero la villana de 1959 se ha ido. Ya no grita a diestra y siniestra “¡idiotas!, ¡imbéciles!, ¡ESTÚPIDOS!”, aunque el sarcasmo de la Maléfica original se acentúa, se echa en falta esa irreverencia y maldad del personaje que tiene más de cincuenta años.
Otro rubro insoslayable es la falta de la música de Tchaikovsky. La partitura del romántico ruso es el ícono indiscutible de La Bella Durmiente, porque se ha presentado como ballet en todo el mundo, y por que la película original la utilizaba a diestra y siniestra.
Los rubros que se salvan son quizá los efectos visuales y la caracterización, que hacen eficientemente su trabajo, y obviamente la actuación de Angelina, pero en realidad, la trama está bastante forzada y bastante floja. Demasiada miel.
¿Pasa el examen? Sólo de panzazo, ello en virtud de que logra el cometido de entretener y consigue que los 80 minutos de duración sean llevaderos, además de que, si se ve sin perspectiva de criticar, o sin haber visto la película de 1959, hace eficientemente su trabajo, aunque termine por empalagar de todas formas.
La Maléfica que yo quería ver era esta:


Mi valoración personal:


6.2