viernes, 12 de junio de 2015

Christopher Lee, el ícono.

La víspera falleció, a los 93 años de edad, Sir Christopher Lee, un actor de gran estatura (y no metafóricamente, pues media 1.96 metros, y conocido principalmente por sus papeles como el Conde Drácula, en una de las primeras adaptaciones de la celebérrima obra de Bram Stoker; también como Saruman en la más reciente adaptación de El Señor de los Anillos y El Hobbit, y finalmente como el Conde Dooku, en Star Wars, episodios II y III.

Actor que se convirtió en el prototipo de los villanos, dado que mayoritariamente interpretó ese rol, ganador de un globo de oro en 2010, un BAFTA en 2011 por su trayectoria y un premio del Sindicato de Actores (SAG), en 2003, por El Señor de los Anillos, el Retorno del Rey (su participación fue eliminada en la versión final, pero no en la versión extendida).
Creo que, a pesar de no haber ganado nunca el Óscar, a este actor siempre se le recordará como uno de los más icónicos e idóneos para realizar un villano.

Su trayectoria, que se remonta a los años 1940, suma 207 cintas en las que participó, incluyendo Molin Rogue en 1952, La Maldición de Frankenstein en 1957, Drácula en 1958, donde trabajara con Peter Cushing; La Momia en 1959, repitiendo su papel de Drácula en Drácula, Príncipe de las Tinieblas en 1966, y manteniéndose casi tres décadas con el papel en sucesivas cintas sobre el tema; Sleepy hollow en 1999, la trilogía de El Señor de los Anillos entre 2001 y 2003; las dos últimas cintas de la trilogía de precuelas de Star Wars entre 2002 y 2005, en Charlie y la Fábrica de Chocolate, en 2005; como actor de voz en El Cadáver de la Novia, de Tim Burton en 2005, en Clone Wars en 2008 en Frankiewinkie en 2012, y más recientemente trabajó en la trilogía de El Hobbit.

 
Trabajó hasta el final de sus días, y muere como el gran ícono del villano clásico, como pocos, y el mejor intérprete del Conde Drácula que se ha visto. Ciertamente, le extrañaremos.