lunes, 28 de julio de 2014

La Caída: Alemania también sufrió en la II Guerra Mundial


El tema de la Segunda Guerra Mundial es uno de los favoritos de todo el género cinematográfico, en particular de Hollywood, pero en general, sus innumerables retratos fílmicos provienen de todas partes del mundo, y pareciera que el mundo del cine no se cansa de este escabroso pero a la vez fascinante tema.
Ver películas de este tema es muy ilustrativo, aunque si soy honesto, el corte hollywoodense termina por cansar al momento en que uno ve su quinta película del tema; pero esta, como se verá posteriormente, no es el caso.

Ficha Técnica:

Nombre original: Der Untergang
Nombre en español: “La Caída” (México y resto de América Latina) “El Hundimiento” (España), conocida en inglés como “Downfall”.
Dirigida por: Oliver Hirschbiegel
Protagonistas: Bruno Ganz,  Alexandra Maria Lara, Corinna Harfouch, Ulrich Matthes, Juliane Köhler, Heino Ferch, Christian Berkel, Thomas Kretschmann
Estreno original: 8 de septiembre de 2004.
Estreno en México: 26 de agosto de 2005.


Sinopsis

Traudl Junge se convierte en la secretaria del Führer, y en abril de 1945 se encuentra en Berlín, en el búnker que sería la perdición de Adolf Hitler. Las fuerzas aliadas (soviéticas) han llegado a las afueras de Berlín tras una serie de avances enormes suscitados desde la batalla de Stalingrado.
Los oficiales alemanes están convencidos ya de que la guerra es insostenible y que se perderá; y sugieren al führer la retirada de Berlín. Férreamente, Hitler se niega a abandonar la capital alemana, aduciendo que con un ataque directo de las tropas comandadas por el oficial Steiner se podrá contrarrestar al ejército rojo.
Entretanto, Heinrich Himmler, uno de los oficiales de más alto rango en la Alemania Nazi, empieza a realizar gestiones para buscar la paz con los aliados sin consultar a Hitler, que se mantiene bajo la premisa de “nunca otro noviembre de 1918” (recuérdese que el 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial; y que meses después se formalizaría definitivamente mediante el Tratado de Versalles).
Steiner, con el poco parque que tiene, no puede realizar el ataque encomendado, y de esa forma, cuando Hitler se entera, tiene un colapso nervioso de proporciones épicas, reconociendo ya desde entonces, que la guerra está perdida. No obstante, eso no lo hace abandonar Berlín, ni buscar la rendición incondicional.
Eso provoca que la orden sea clara y precisa, los alemanes deben utilizar sus armas para atacar al enemigo y hacer el más daño posible; y con la última, suicidarse.
Jóvenes, adultos, militares y civiles están dispuestos a defender a su país. Las estaciones del metro se han convertido en auténticos hospitales donde las escenas son desgarradoras.
El 30 de abril de 1945, Adolf Hitler se casa con su hasta entonces novia Eva Braun, y después de eso, se suicida en su búnker.
La historia prosigue hasta el momento en que quienes estaban en el búnker son capturados por el ejército rojo, Traudl Junge logra cruzar el cerco por ser mujer. La historia termina con el testimonio de una anciana Traudl, quien cuenta la historia.

Crítica


El común denominador de la mayoría de las cintas sobre la Segunda Guerra Mundial es que son filmes creados:
  1. Para demostrar la valentía de los soldados aliados, o bien
  2. Para demostrar el enorme sufrimiento de los judíos durante el Holocausto.

Así tenemos, por mencionar sólo algunas, películas como La Lista de Schindler, Rescatando al soldado Ryan, El pianista, La vida es bella, Tora!, Tora!, Tora!, Tora!; Pearl Harbor, y un larguísimo etcétera de producciones –hollywoodenses o no- creadas bajo las dos premisas precedentes.
Esta película es una producción europea, que sale además de la eterna premisa de “todas las películas deben estar habladas en inglés, porque es el idioma oficial del cine”, al estar hablada en alemán; muestra una Alemania devastada por la guerra; una población civil que vive en carne propia los estragos de la aventura hitleriana, la escasez, los bombardeos. La muerte es palpable en las escenas exteriores, la forma en cómo los soldados defienden hasta el último milímetro del territorio de su devastada capital.
Además, muestra a un Hitler degradado, acosado por los estragos de la guerra que él mismo inició, por los errores cometidos estratégicamente, y desalmado al decir con toda certeza “en esta guerra no hay civiles”; afectado por ver su mundo perfecto derrumbarse ante sus ojos a una velocidad atronadora.
Las actuaciones, específicamente la de Bruno Ganz dando vida al führer es estupenda. Las escenas bélicas son bien trabajadas y no piden nada a las superproducciones norteamericanas. La escenografía y dirección de arte son fascinantes, que logran verdaderamente mostrar el panorama completo de la vida durante la Segunda Guerra; la vida de los berlineses en ese momento de su historia, donde la guerra estaba completamente perdida, pero su líder se negaba a rendirse; y el convencimiento de algunos de que su führer aún podía salvar la guerra.
Eso sí, es extremadamente violenta, no apta para menores de 15 años, y definitivamente es otra cara de la moneda que poco se nos muestra en las producciones de Hollywood; dado que muestra el sufrimiento del pueblo alemán ante la guerra más mortífera de la historia de la humanidad.
La recomiendo ampliamente, por todos sus detalles, aunque también debo advertir que es un poco larga, y si el espectador espera estar viendo a Hitler matando gente a diestra y siniestra, no encontrará lo que busca; si lo que se busca es un retrato histórico del abril de 1945 en Berlín, definitivamente lo encontrará.
No pasa inadvertido que esta película no muestra, ni por asomo, el holocausto o datos tendientes a favor o en contra del mismo; lo cual es comprensible ya que en Berlín no había campos de concentración y Auschwitz había sido desmantelado por el ejército ruso en enero de 1945, de manera que no habría razón histórica para añadir tal evento.

Esta escena ha sido objeto de múltiples parodias a través de internet, esta es la original, aunque si alguien desea divertirse un poco, puede teclear "Hitler se entera" en YouTube para ver de lo que estoy hablando:

Mi valoración personal:

9.7


sábado, 5 de julio de 2014

Aura: el filo de la irrealidad.


Carlos Fuentes (Panamá, 11 de noviembre de 1928 – Ciudad de México, 15 de mayo de 2012), fue uno de los más prolíficos autores latinoamericanos del siglo XX, y su texto “Aura” es una de las obras más importantes de la literatura moderna mexicana.
Por esta ocasión, y rompiendo el esquema de mis anteriores publicaciones, no efectuaré la amplia sinopsis de esta obra, en primer lugar por la extensión de la novela en cuestión (apenas 62 páginas a doble espacio), y en segundo lugar dado que la trama se presta a demasiadas interpretaciones.
Baste decir entonces, a modo de sinopsis, que un anuncio en el periódico lleva a Felipe Montero a la vieja y ancestral calle Donceles en el centro de la Ciudad de México, donde solicitan, al parecer, un historiador con todo su perfil. Al llegar a aquella casa es contratado de inmediato para la compilación de unas viejas memorias de un general francés de la época de Maximiliano (debe tenerse en cuenta que la obra se escribió allá por 1962). La casa se encuentra permanentemente en penumbra, y sólo se encuentra habitada por la viuda del general, Consuelo, y Aura, sobrina de Consuelo, joven de sorprendente belleza, pero las apariencias engañan. El joven Felipe descubrirá al final de las 62  páginas que la juventud y la vejez pueden encontrarse en el mismo lugar.

Crítica

Esta novela ha sido un claro referente en las escuelas de nivel medio y medio superior en nuestro país, quizá por la mezcla entre la realidad de un pasado distante, la forma en que se cautiva al lector con el misterio de lo que se encuentra dentro del 815 de la calle Donceles, en la región más transparente y sobre todo, por el tema de la identidad. En efecto, desde que se inicia el libro se tiene bien claro quién es el protagonista; pero conforme van avanzando las páginas, los otros dos personajes se vuelven etéreos, complicados. Aura es, en cierto modo, el reflejo de la juventud, pero una juventud que pareciera estar subordinada a la generación precedente.
La calle de Donceles, en la delegación Cuauhtémoc,
lugar donde se desarrolla la historia.

Por otra parte, Felipe se enamora de Aura, pese a que su personaje parece flotar en el ambiente más que existir en el mundo físico. Cuando llega el final, todas esas actitudes cobran sentido, así como el misterioso anuncio en el periódico que le hizo llegar a ese lugar.
Fuentes nos trata en un lenguaje ameno, pero a la vez misterioso, se mantiene el hilo argumental sobre la realidad de lo que está ocurriendo en aquella casa, narra de una manera magistral lo que ocurre, con lo que nos deja un verdadero mensaje: la belleza se acaba, y la muerte es una parte natural de la vida; no cabe duda que hace uso de todos sus recursos para mostrarnos ese delgado límite que existe entre lo real y lo irreal, lo que existe y lo posible, probable, imposible e improbable.
Mi veredicto: es un libro bastante entretenido, puede ser leído en una tarde, pero esa tarde será, seguramente para el lector, una tarde larguísima, donde comenzará en el mundo perfectamente real, y terminará añorando ese límite traspasado de la irrealidad, donde la belleza es fealdad y la vejez es juventud.

Mi valoración personal



100