sábado, 29 de marzo de 2014

El Abogado del Diablo: La vanidad es, definitivamente mi pecado favorito.


Keanu Reeves y Al Pacino protagonizan una cinta sobre abogados. Muchas han sido las acepciones que se han dado a la frase “Abogado del diablo”, una de ellas se suele dar a los defensores de personas que, al menos la sociedad ya considera culpables desde antes de su captura y posterior juicio; otra ha sido usada incluso por la Iglesia Católica es el apelativo popular con el que se alude al procurador fiscal en los antiguos juicios o procesos de canonización de la Iglesia Católica.
En esta ocasión no nos encontramos ante ninguna de las dos acepciones (ambas metafóricas), la película se toma muy literal la frase “Abogado del Diablo”.

Sinopsis

(Advertencia: si no has visto la película, abstente de seguir leyendo y mejor corre a verla)
Kevin Lomax (Reeves) es un brillante abogado en la provincia norteamericana, no ha perdido un solo caso. Tras un caso sumamente complicado, donde sabe a todas luces que su cliente es culpable, logra exonerarlo; ello le abre la puerta para que la firma de John Milton (Al Pacino), le ofrezca una remunerada y prestigiada plaza en Nueva York.
Lomax está casado, y hasta ese momento, todo parece ir bien; pero debido a la carga de trabajo, su armonioso matrimonio comienza a desmoronarse; Lomax cada día está más empecinado en ganar sus juicios.
Mary Ann (Charlize Theron), esposa de Lomax empieza poco a poco a (esta vez sí, metafóricamente) perder la cabeza; desea tener hijos, pero empieza a tener brutales y horrendas alucinaciones producto de una supuesta violación cometida por Milton, lo que Lomax no cree. Su mal incrementa al grado que a Lomax se le ofrece dejar su caso actual de triple asesinato para estar con su esposa; las palabras literales de Milton son: “Tal vez es tiempo de que pierdas”, pero Lomax se niega.
Mary Ann termina en un psiquiátrico; y tras otra racha de alucinaciones, se suicida finalmente. En ese momento, literalmente sólo quedan Lomax y Milton en todo Nueva York. Lomax intenta asesinar a Milton, pero las balas no le hacen daño; es allí donde Milton se revela lisa y llanamente como el Diablo; y le restriega en la cara a Lomax lo vanidoso que ha sido al no querer dejar el caso para cuidar a su esposa, a lo que Lomax responde en una frase que quedará para la historia del cine “¿Perder? ¡Yo no pierdo! ¡Yo gano!, ¡Yo gano! ¡Soy un abogado, ese es mi trabajo, eso es lo que hago!”.
Milton hace una elaborada sarta de blasfemias y  revela a Lomax (no de una forma tan poética y dramática como Darth Vader lo hiciera en 1980) que es su padre; de igual manera le revela que tiene una hermana, con quien quiere que tenga un hijo, quien vendría a ser el anticristo.
Al Pacino como el Diablo, literalmente.

Lomax, ante todo esto, cuando pareciera estar a punto de acceder, se dispara con la última bala de su pistola; pero en un sorprendente giro de la trama; todo resulta ser una especie de alucinación del Lomax al inicio de la cinta, cuando defiende el caso que lo lleva a Nueva York. Acepta entonces perder el caso y quizá su licencia de abogado, pero en otro giro tremendo de la trama, al final un reportero lo convence de vender su historia a la prensa, reportero que lejos de la vista de Lomax se transforma en Milton, dejando la frase más memorable de la película en el cierre previo a los créditos: “La vanidad es, definitivamente mi pecado favorito”.

Crítica

No sé por dónde empezar. Las películas sobre abogados tienden a ser cansadas si no se narran con la debida coherencia y versatilidad; (y eso que el que escribe es egresado de la Facultad de Derecho). La película tiene un guión fabuloso. Desde el inicio envuelve al espectador en un argumento cada vez más misterioso donde se sabe que las cosas no van bien pero se desconoce hasta qué punto; por su parte las actuaciones, sobre todo la de Pacino, son exquisitas; se puede decir que una de las mejores interpretaciones del Diablo que la pantalla haya visto.
Por otro lado, la producción es cara, está completamente detallada y con escenografías buenas, en general; además de efectos visuales buenos para su época (donde lo máximo era Titanic).
Ahora bien, el argumento tiene una esencia básica que queda plasmada en la frase final. La vanidad es una conducta que lleva a las personas a creerse de más y sentir que son mucho mejores que otras; es un exceso de autoestima. Así, el joven Lomax se ve enredado en un mundo donde es un excelente abogado que parece imparable en el camino hacia la cima, y que unos problemas con su esposa no son obstáculo para conseguir su cometido. Por el otro lado está Milton, quien personifica al mal (literalmente), aunque sea él quien en primer lugar ofrece a Lomax retirarse del caso, se sabe que la intención es provocar exactamente la vanidad.
Definitivamente se aplaude el argumento y la actuación de Al Pacino y Keanu Reeves, la verdad son pocas cosas en las que se le puede encontrar un defecto. Recomendable ampliamente.
Mi valoración personal:



Calificación:
9.5


sábado, 15 de marzo de 2014

Volver al futuro: todo un ícono


Los años 1980 vieron un notorio incremento en la producción de cintas cinematográficas con cantidades descomunales de efectos visuales y con temática fantástica y/o de ciencia ficción (o ambas, si eso es posible). Ejemplos sobran: Star Wars estrenó en 1977, 1980 y 1983 su celebérrima trilogía; lo propio hizo Superman en 1978, 1980 y 1983, Indiana Jones en 1981, 1984 y 1989, entre otras que sería ya ocioso mencionar.
Robert Zemekis en colaboración con el ya célebre (aunque no tanto como se volvería después de La Lista de Schindler, 1993) Steven Spielberg, presentan una historia del corte, aunque con una visión un tanto más cómica; el título es en nuestros días una leyenda de su época: Volver al Futuro.

Sinopsis

Advertencia: Si no has visto la película, lo que es casi un sacrilegio, esta sección contiene información que podrías no querer saber ahora mismo. Si es el caso, sáltala y reanuda tu lectura en la sección crítica. (Y corre a ver la película, por Dios santo.)
Marty McFly vive en California en 1985; es amigo de un científico bastante loco (pero no villano), llamado Emmett Brown, aunque todos lo conoceremos simplemente como el “Doc”, quien hace realidad uno de sus grandes sueños al construir una máquina del tiempo en un DeLorean (vehículo que ya para el año de estreno de la película, se encontraba descontinuado, pero su diseño con puertas de ala de gaviota y escasa producción y venta lo hacían desconocido para aquél entonces).
El vehículo es eléctrico, pero requiere 1.21 Gigowatts para viajar en el tiempo; el problema es que esa cantidad de energía sólo se puede obtener con plutonio; y el Doc robó una considerable cantidad de unos libios que le habían pedido una bomba. Justo antes de partir hacia el año 2015, el Doc es emboscado por los libios en presencia de Marty; quien para salvar su vida se sube al DeLorean; el resultado es que termina viajando al año 1955.
Así, Marty se encuentra en el lugar y momento en que sus padres se conocen; pero por ignorancia estropea lo que habría sido el encuentro amoroso de ambos. Al no conocerse sus padres, la consecuencia es obvia: Marty nunca existirá. Dispone de una semana para producir el encuentro amoroso, ya que la única fuerza que podría regresarlo a 1985 es un rayo que golpeará la torre del reloj una semana después (Marty está enterado de ello porque la caída de ese rayo es casi un evento de relevancia histórica local), como bien lo apunta el Doc de 1955.
Marty tiene un problema aún mayor: en el percance en que impidió el encuentro de sus padres, fue visto por su madre y ésta se enamoró de su hijo. En una serie de encuentros que resultan cómicos y de pena ajena por el pobre Marty, éste consigue finalmente que sus padres se conozcan y se besen en un baile que tiene lugar la misma noche en que el rayo enviará a Marty a 1985.
Otro problema es que debe advertir al Doc de 1955 que en 1985 será asesinado por los libios nacionalistas, pero el Doc se rehúsa a saber cualquier cosa relacionada con su futuro. Para ello escribe una carta con la esperanza de que el Doc la lea antes de 1985. El Doc descubre la carta y la rompe segundos antes de que Marty se suba al DeLorean.
Al final, Marty regresa a 1985 con una serie de cambios favorables para su persona y familia; además de que el Doc se levanta tras los disparos de los libios; minutos más tarde, con una inmortal frase le dice a Marty que pegó y leyó la carta que le escribió, bajo el argumento: “es mi vida, ¿por qué no?”

Crítica

Volver al futuro es definitivamente una de las cintas de la década de los años 1980 que perdurará para la historia. No es que tenga un argumento sólido; pero lo compensa con excelentes actores cómicos que nos sacan la carcajada a cada momento; empezando por Michael J. Fox (Marty), Christopher Lloyd (Dr. Emmett Brown), Lea Thompson (Lorraine McFly, madre de Marty).
Por otro lado, el guión es increíble. La película dura poco menos de dos horas que son insensibles con la perfección con que la trama se desenvuelve con la comedia por delante. Otro acierto importante es en la escenografía y caracterización; los años 1950 son retratados magistralmente; además de la visión para la creación de la máquina del tiempo y los efectos visuales desplegados en las pocas escenas donde la dichosa máquina funciona para el fin para el que fue construida.
La película tuvo un tremendo éxito taquillero que convirtió al DeLorean en un objeto de culto y que reiteró la permanencia de historias del tipo en la taquilla para muchos años más.
En resumen, la película me gustó, porque lejos de la historia de fondo (que entretiene, aunque obviamente no es Shakespeare) tiene la chispa que el espectador busca en una comedia; es relajada y además tiene unos sorprendentes (aunque pocos, realmente) efectos visuales. La película dio suficiente para que en 1989 y 1990 se elaboraran sendas secuelas tituladas simplemente con los números II y III. Definitivamente vale la pena verla y saber que se está ante todo un ícono de su década.

Mi valoración personal:



Calificación:
9.3

miércoles, 12 de marzo de 2014

Cosmos: de ayer a mañana.


"El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue, todo lo que será. Nuestras más ligeras contemplaciones del cosmos nos estremecen: sentimos como un cosquilleo nos llena los nervios, una voz muda, una ligera sensación como de un recuerdo lejano o como si cayéramos desde gran altura. Sabemos que estamos ante el más grandioso de los misterios."
No es materia de este blog la crítica de series de televisión, pero por hoy haremos una excepción, porque la serie de que les voy a hablar no necesita carta de presentación. En 1980, un atrevido científico presentó una serie de 13 episodios llamada “Cosmos: un viaje personal” serie de sólo trece episodios, pero que fue retransmitida y vista por millones de personas en todo el mundo. Su creador: Carl Sagan.
Carl Sagan nos enseñó la historia de la biblioteca de Alejandría y los grandes descubrimientos que en ella se efectuaron, el calendario cósmico, del que la humanidad sólo representa los últimos diez segundos del último minuto del 31 de diciembre; Ptolomeo, Kepler, Tycho Brahe, el planeta Venus y cómo su efecto invernadero sería completamente nocivo en nuestro planeta; Marte como gemelo de la Tierra; constelaciones , velocidad de la luz, las teorías del multiverso, las diferentes dimensiones del cosmos; la información, el cerebro, la memoria humana, el ADN, y finalmente una reflexión sobre el destino de la humanidad, con tantas guerras y desastres, en un capítulo final que sugiere todo: ¿Quién habla en nombre de la Tierra?
La serie contó con trece capítulos, a saber:
1.- En la orilla del océano cósmico
2.- Una voz en la fuga cósmica
3.- La armonía de los mundos
4.- Cielo e infierno
5.- Blues para un planeta rojo
6.- Historias de viajeros
7.- El espinazo de la noche
8.- Viajes a través del espacio y el tiempo
9.- La vida de las estrellas
10.- El filo de la eternidad
11.- La persistencia de la memoria
12.- Enciclopedia galáctica
13.- ¿Quién habla en nombre de la Tierra?
Carl Sagan
(9 de noviembre de 1934 - 20 de diciembre de 1996)

Cosmos es definitivamente la serie de divulgación científica que más oportunidad ha tenido de llegar a todas las personas, y que inspiró a una generación completa, que más tarde reproduciría los conocimientos divulgados y el formato en que se realizó: tiempo más tarde vinieron series como el exitoso Mundo de Beakman, que recientemente se presentó en vivo en la Ciudad de México; para acercar la ciencia a las personas de a pie.
Ayer se transmitió a nivel mundial el primer episodio de la serie Cosmos: A Space Time Oddisey; en una clara referencia a la cinta dirigida por Stanley Kubrick en 1968, “2001: A Space Oddisey” pero además, en un claro tributo a Carl Sagan, con su mítica serie que, aunque hoy muchos de sus conceptos han quedado claramente superados a la luz de los nuevos descubrimientos científicos, nunca se olvidará su contribución a la ciencia y a la sociedad en general.
En esta nueva producción, escrita por Ann Druyan (cónyuge supérstite de Carl Sagan) y presentada por Neil deGrasse Tyson, se comienza en la Orilla del océano cósmico. Ya no es Carl Sagan diciéndonos que el Cosmos es todo lo que es, lo que fue y lo que será, etcétera; pero la esencia está allí; la explicación sobre dónde estamos. Se figura como aquél capítulo de los Simpson donde en el chiste del sofá, la cámara se aleja de la cabeza de Homero al ritmo de Así habló Zarathustra, de Richard Strauss, y se sale del estado, del país, del planeta, el sistema solar, la galaxia y así sucesivamente.
Nuevamente, estamos ante el más grandioso de los misterios, como dijo Sagan hace 34 años. Evidentemente, se echa en falta a Carl, quien falleció en 1996, pero eso no impide ver una obra completa, donde se revive aquél calendario cósmico y nos recuerda cómo el conocimiento y la libertad de expresión no siempre han sido considerados derechos de todos los individuos, así como lo pequeños que somos ante la inmensidad y la eternidad del universo. Los conceptos de Sagan no están tan lejanos, después de todo.
Existen, no obstante, una serie de posiciones religiosas que se han mostrado reticentes a esta nueva serie; como con la primera no se hace esperar la lluvia de críticas por la forma en que se trata el tema religioso; pero ahí debe mirarse desde el contexto: la serie es finalmente una divulgación científica, no religiosa; es como si se esperara una serie de razonamientos y pruebas científicas, por ejemplo, en las películas sobre el Éxodo o el Evangelio; es querer mezclar lo que no debe mezclarse.
Respetando la decisión religiosa de cada quien, creo que no debe buscarse una explicación o anotación religiosa en esta serie dado su contenido científico, y también deben admitirse los hechos imputados a la Inquisición, dado que finalmente, son ciertos, y en aquellos tiempos, la libertad de pensamiento era, literalmente, impensable.

Falta aún ver el resto de la serie, que nuevamente se compondrá de trece episodios, pero es muy probable que cumpla con las expectativas que toda una generación se ha hecho, ante la ineludible comparación con la serie de 1980 que nos enseñó un poco del universo, del Cosmos.

sábado, 8 de marzo de 2014

Jumper: un salto lejano


Allá por el 2008, una película protagonizada por Hayden Christensen, el actor que será recordado por interpretar a Anakin Skywalker en los episodios II y III de La Guerra de las Galaxias, llevó al cine la historia escrita a principios de los años 1990 por Steven Gould.

Sinopsis

Advertencia: esta sección contiene información que, si no has leído el libro o visto la película, podrías no querer conocer; si es el caso, sáltala y ve a la sección crítica.
David Rice es un adolescente de 17 años hijo de una familia disfuncional, donde su madre se fue cuando él tenía 5 años y su padre es un ebrio consuetudinario. Pese a vivir en ese entorno, a David le gusta leer; pero esa no es su mayor virtud: en un episodio de embriaguez de su padre descubre que tiene la posibilidad de “saltar” o “teletransportarse” a cualquier otro lugar.
Así, huye de su casa y se instala en Nueva York; donde consigue una considerable suma de dinero tras usar su poder para entrar en la bóveda de un banco.
Con una nueva vida, se enamora de Millie y tiempo después busca a su madre perdida; con quien se logra reunir una única ocasión antes de su trágica muerte a manos de unos terroristas.
A esto se aúna que el gobierno ha comenzado a perseguirle dado su extraño e inexplicable poder; al grado que su novia es secuestrada y mientras tanto David desea vengar a su madre tomando como rehén al terrorista que la hizo volar en pedazos.
Al final, tras una larga disputa con el gobierno en la que traslada a varios agentes hacia diversos puntos del mundo, David consigue que el gobierno lo deje en paz y entregar a la justicia al terrorista que mató a su madre.

Crítica

El libro tiene 500 páginas, y para ser uno del género mal denominado de “ciencia ficción”, tiene una historia interesante. Interesante, pero no por ello perfecta, en realidad Jumper es más bien un texto que plantea el poder de David, pero más bien se centra en su historia personal que en el uso que David le da al poder que tiene, o mucho menos a referir los orígenes del mismo.
Tiene una buena narración en perspectiva de “primera persona”, pero no tiene la acción que se suponga en una historia de su tipo.
No tiene los giros impresionantes ni la trama enredada que podría formar un libro con más solidez, pero sí consigue entretener y como obra del género juvenil, es buena y digerible. Si no se espera nada más, cumplirá su cometido.

La película: cambiemos todo menos el planteamiento


Como se anticipó, en 2008 una película con el mismo nombre y planteamiento se estrenó protagonizada por Hayden Christensen y Samuel L. Jackson, que se reencuentran tres años después de la celebérrima obra de George Lucas, La Venganza de los Sith, estrenada en 2005.
En esta cinta el guionista y el director cambiaron la temática y el fondo de la historia para darle más acción; cambian como villano al terrorista y al gobierno norteamericano por una asociación secreta estilo Caballeros Templarios, para darle más dinamismo y acción a la historia.
No es mucho mejor que su libro base, sólo se puede decir que logra entretener y mostrar la acción que le faltó al libro, pero a un precio altísimo: la cinta sólo dura cuatro rollos cinematográficos (80 minutos), además de tomarse quizá demasiadas libertades con el guión. Finalmente, la historia base no daba para mucho más.
En fin, entretiene y si no se es muy exigente, tal vez se disfrute.

Mi valoración personal:

Del libro: 6.5
Calificación:


De la película: 7
Calificación:

jueves, 6 de marzo de 2014

El Amor Cuesta Caro (Y muy caro)


Katherine-Zeta Jones y George Clooney protagonizan una cinta que habla sobre un tema que parece estar de moda en estas últimas décadas: el divorcio. Pocas veces las películas sobre abogados se mezclan con la comedia romántica, y en esta ocasión, el coctel es casi perfecto.

Sinopsis

Advertencia: Esta sección contiene información que, si no has visto la película, podrías no querer leer ahora mismo, si es el caso ve a la sección crítica y reanuda tu lectura allí.
Miles Massey (Clooney) es un abogado de enorme éxito en materia de divorcios: con la astucia propia de un profesionista de su clase, logra manipular los hechos de tal suerte que consigue hacer el cónyuge culpable al que era el inocente y viceversa.
Miles tiene un caso nuevo: Rex Rexroth, millonario, llegó a un acuerdo con su esposa Marilyn (Zeta Jones), un acuerdo para que ambos salieran con otras personas; pero al parecer sólo él explotó su “libertad” y ahora ella tiene un video que lo evidencia en situaciones comprometedoras de adulterio. Rex no quiere darle nada a su aún consorte, y Miles consigue evidenciarla como una cazafortunas que sólo se casa por dinero, para así conseguir lo que su cliente quiere.
Un par de semanas después, Marilyn se casa con un petrolero y ante la asombrada mirada de Miles, firma un acuerdo prenupcial, acuerdo que será destruido en plena boda por el petrolero. Al parecer Marilyn ha conseguido una nueva presa.
Seis meses después, Miles da una conferencia en Las Vegas; y allí se encuentra a una asquerosamente rica Marilyn, con quien sostiene diversos encuentros y finalmente se casa, tras la firma de un acuerdo prenupcial, que protege a Marilyn, quien lo rompe minutos después. Todo parece ir bien hasta que Miles se da cuenta de que el petrolero con el que se casó no es más que un actor sin dinero. Marilyn se va de Las Vegas dejando a Miles sin casa y a punto de perder su dinero. Miles idea una solución final: manda matar a Marilyn; pero en el proceso se entera de que Rex Rexroth, quien fuera marido de Marilyn, ha muerto y nunca cambió su testamento a favor de Marilyn.
Tras un altercado en la casa de Miles, en el que Marilyn había contratado a su asesino para que matara a Miles, éste y ella se reconcilian tras la firma de un nuevo acuerdo nupcial para proteger a la parte más adinerada.

Crítica

Las películas de drama legal se enfocan por lo general al área penal: el área donde las cárceles y los delitos son usuales y las cuestiones sobre matrimonio, divorcio, sucesiones o bienes son dejadas de lado. Sin embargo, en una apuesta de comedia romántica mezclada con el tema legal, esta película consigue su cometido: entretiene con actuaciones decentes y un humor de principio a fin, aunque quizá en el tema de la edición es donde adolece un poco, ya que es necesario ver la película un par de veces para lograr entender todo el entramado que contiene.
Sin duda alguna esta película tiene sus matices favorables, entre los que destaca un humor negro que le da un toque distinto al de las comedias románticas convencionales. En fin, cumple su objetivo de entretener y divertir, y siempre deja entrever cómo el enamoramiento puede cegar a tal punto que incluso un abogado experto en divorcios puede caer en esa ceguera que causa el enamoramiento. Entretenida y cómica, lo que se esperaba.

Mi valoración personal



Calificación:
7.5