En 1980, el
mundo ya había sido testigo del estreno de la película “Star Wars”, una ópera
espacial escrita y dirigida por George Lucas, que trataba sobre una alianza
rebelde que se enfrentaba a un opresor imperio en una galaxia muy, muy lejana;
como rezaba la frase inicial de la mítica película. Star Wars, o La Guerra de las Galaxias, como muchos
la conocimos originalmente, se convirtió inmediatamente en un éxito taquillero
por la pulcritud de sus efectos visuales y la nueva y brillante narrativa de su
director; un concepto jamás visto había nacido: las películas en serie,
cargadas de efectos visuales y de historias de mundos y lugares lejanos; en
otras palabras lo que hoy denominamos “franquicia”.
Tres años
después del estreno original, la franquicia Star Wars presenta su segunda
entrega, del director Irvin Kershner, con George Lucas como productor ejecutivo
y creador de la historia.
Así, el 21 de mayo de 1980, tres años después del estreno de su predecesora, se presentó lo que sería la segunda de lo que hoy se conoce como la Trilogía Clásica de Star Wars.
Sinopsis
La alianza
rebelde ha destruido la estrella de la muerte, pero se enfrenta a la furia del
imperio. Alojados en su base de Hoth, son asaltados por las tropas imperiales y
obligados a huir. Luke Skywalker, quien disparara contra el arma máxima del
imperio aquellos fatídicos torpedos de protón, es obsesivamente perseguido por
el sith Lord Darth Vader, y en su busca Vader empleará toda clase de artimañas
para poder seducir a Skywalker, a quien considera podría ser un poderoso aliado
para la causa imperial.
Luke recibe
instrucciones de acudir al planeta Dagobah para continuar su entrenamiento
Jedi, y se separa de Han Solo y la Princesa Leia, quienes huyen en el Halcón
Milenario para ser perseguidos a través de los años luz por los cruceros
imperiales.
Luke llega a Dagobah
y encuentra a Yoda, comenzando así su fase de entrenamiento Jedi, mientras que
sus amigos deben sufrir la persecución por un campo de asteroides, mientras
intentan reparar la nave que los lleva para poder alcanzar la velocidad de la
luz y así evadir al imperio.
Cuando todo
parece mejorar y Han Solo ha encontrado la manera de confundir al imperio
mezclándose en la basura de uno de sus cruceros espaciales, huye a la ciudad de
las nubes donde busca la ayuda de Lando Carlissian, un viejo amigo
administrador de la mina de esa ciudad. De último momento Lando le traiciona y
entrega a Han y Leia al imperio. Vader tortura a sus rehenes e incluso congela
en carbón a Han Solo, para ser entregado a Jabba, quien ha puesto precio a su
cabeza; todo ello con el fin de provocar que Luke a través de la fuerza se
entere de su ubicación y decida ir en su busca.
Luke cae en la
trampa de Vader y decide ir a rescatar a sus amigos, aún ante la negativa de
Yoda y el fantasma de Ben Kenobi. De esa forma Luke debe enfrentarse al lado
oscuro de la fuerza sin haber completado su entrenamiento.
La contienda
entre Luke y Vader se vuelve cada vez más complicada, Vader es excesivamente
superior a Luke en el dominio de la fuerza, pero dado que no está determinado a
matarlo, sino únicamente a tomarlo como rehén para llevarlo al emperador, la
batalla se complica hasta el punto que Luke pierde su mano derecha y por
consiguiente el sable de luz de su padre. Es entonces cuando comienza el
momento de las revelaciones. Cuando se ha llegado a este punto, el odio del
espectador hacia Vader es tal que la revelación surte sus efectos tanto para el
protagonista como para el público: Darth Vader revela a Luke Skywalker “Yo soy
tu padre”.
Leia y Lando,
quien pronto se arrepiente de su traición y decide tratar, sin éxito, de
liberar a Han Solo, logran huir en el Halcón, a cuya tripulación se une Luke
tras haber escapado por un pelo de las garras de Vader.
R2-D2 salva el
día y logra hacer funcionar (por fin) el hiperpropulsor del Halcón Milenario y
llevar a los protagonistas a territorio seguro. La película termina con la
incógnita sobre si se logrará rescatar a Han Solo, a sabiendas de que está en
algún confín de la galaxia, si la Alianza podrá reorganizarse después de
semejante derrota y si realmente Vader dijo la verdad.
Crítica.
Dicho con
modestia esta película es una de las mejores que la pantalla ha visto jamás. “Segundas
partes no son buenas”, dice la gente, pero esta película rompe con esa premisa.
La trama fue
calculada de tal suerte que si se le pone atención a los primeros diez minutos,
ya no se podrá parar de ver el resto. Kershner nos da una película más oscura,
con elementos mucho más marcados de que es el mal quien está ganando la
contienda. El Imperio le propina una golpiza a la Alianza durante toda la
película y a través de toda la galaxia; ello se aúna a la presentación de tres
nuevos personajes: Yoda, el maestro Jedi de 800 años de edad, Lando Carlissian,
el insigne administrador de la ciudad de las nubes y el Emperador, un sujeto
que dará mucho de qué hablar en el siguiente filme y más aún en la trilogía de
precuelas, cuyas críticas se han venido elaborando en los pasados días.
Darth Vader es
el villano por antonomasia. A pesar de que vemos al Emperador, es Vader quien
se convierte en el villano favorito, debido a su cruel determinación de obtener
a toda costa a Skywalker; su forma de proceder es tan extrema que inspira miedo
y respeto a todos los espectadores. Al momento del combate con Luke, el
espectador le odia por completo, pero tras la aparición de los créditos el
espectador reconocerá que es uno de los mejores personajes villanos que se la
pantalla haya visto.
Por su parte,
nuevamente la música y los efectos visuales son el fuerte de la película. Los efectos
especiales, vistos 34 años después del estreno original (hoy se cumplen), están
a la altura de cualquier estreno del año; y cuesta creer que se hayan hecho con
maquetas y sin uso de ordenadores.
John Williams
compone magistralmente la Marcha Imperial y le da el tono oscuro que la
película debe tener, a fin de cuentas, el título nos dice mucho, porque el
Imperio verdaderamente ataca y con mucho, obtiene la victoria pese a no
conseguir el objetivo de capturar a Luke Skywalker.
En resumen, es
una película entretenida, no me puedo cansar de verla por la forma en que
maneja sus personajes y situaciones; es un clásico indiscutible e imperdible;
fantásticamente buena por su composición estética y su acabadísima perfección
cinematográfica.
La mayoría de
los fanáticos consideran que es la mejor de todas; a mi parecer no se puede
desmerecer la primera película, puesto que, como decía una extinta empresa de
aviación en México: “la primera siempre será la primera”, pero eso no significa
que esta no pueda compartir el honor, junto con su predecesora, de ser la mejor
de la saga.
Mi valoración
personal: 9.8
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