viernes, 30 de mayo de 2014

El Regreso del Jedi: el allegretto.



El 25 de mayo de 1983, seis años después del estreno de la película original, se cerraba lo que hoy se conoce como la Trilogía Clásica de Star Wars.
El título original de esta entrega fue “Revenge of the Jedi”, traducido como “La Venganza del Jedi”. En 2004, George Lucas revelaría que el título definitivo había sido el que en primer término consideró para esta entrega, sin embargo, por cuestiones de producción, considerando que era un título “algo débil” decidió cambiarlo por “Revenge of the Jedi”, no obstante, semanas previas al estreno se decidió regresar a “Return of the Jedi”, traducido oficialmente en España como “El Retorno del Jedi” y aquí en México y el resto de América Latina como “El Regreso del Jedi”. El concepto de “La Venganza” se quedó en el tintero por 22 años hasta que, en 2005 fuera utilizado para el Episodio III: La Venganza delos Sith.
El filme constituía el sexto episodio en la saga de aventuras de Luke Skywalker, a sabiendas de que faltaban aún por realizarse algún día los episodios I, II y III.
Dirigida por Richard Marquand, esta película obtuvo el mismo favor de la crítica y la taquilla que sus predecesoras, sumando con este estreno, hasta ese momento, a favor de la saga de Lucas  la friolera de 1,800 millones de dólares en taquilla a nivel mundial, sólo con cierta reticencia por parte de la crítica más purista.

Sinopsis.

Se iba a llamar "La Venganza del Jedi"

Tras los sucesos de El Imperio Contraataca, Luke decide ir en busca de Han Solo en Tatooine, lugar en donde se encuentra Jabba el Hutt, un gángster a quien Solo debía desde la primera película una suma considerable de dinero.
Tras un altercado en el cual se ve involucrada la princesa Leia (con un fabuloso vestuario que deja muy poco a la imaginación y constituye uno de los grandes elogios que se pueden hacer a esta película), se logra liberar a Han Solo para poder así conducirse hacia Sullust, donde la Alianza Rebelde realiza una reunión sobre la nueva Estrella de la Muerte y los planes para destruirla.
Luke se vuelve a separar del grupo para acudir a cumplir su promesa con Yoda, quien ya está muy enfermo y tras confirmar a Luke que Darth Vader es su padre, muere de forma tan simple que ni Shakespeare lo hubiera podido escribir con menos letras.
Luke Skywalker se encuentra con el fantasma de Obi-Wan Kenobi, con quien discute sobre el hecho de que no le haya revelado que Darth Vader es su padre; la respuesta de Kenobi es simple: desde su punto de vista, Anakin Skywalker murió en aquella pelea en Mustafar. Así, tras revelar también que la princesa Leia es su hermana, Luke parte con la certeza de que, para finalmente convertirse en caballero Jedi, debe enfrentarse a Darth Vader otra vez.
La Princesa Leia, como muchos
la queríamos ver

La Alianza rebelde planea destruir la estrella de la muerte a través de un plan que implica destruir el generador del escudo de la Estrella, que la protege toda vez que aún no está terminada.
Han Solo, Leia y Chewbacca son enviados a ese fin, en tanto que Lando Carlissian comandará el ataque aéreo para entrar al reactor principal. Luke de último momento se une a la comitiva para destruir el escudo en la Luna de Endor, y se embarca en una nave imperial robada junto con los tripulantes originales del Halcón Milenario (nave que por esta ocasión será comandada por Lando Carlissian).
Darth Vader ha recibido al Emperador en la Estrella de la Muerte y vigila personalmente los avances de la construcción de la Estrella. Así, por órdenes del Emperador se aleja de la Estrella y baja a la luna de Endor, para capturar a su hijo, quien se entrega voluntariamente tras haber revelado a Leia su parentesco.
La batalla comienza, la Alianza rebelde logra unirse a una tribu de ewoks (unos ositos de peluche nativos de la luna de Endor), y así ataca una de las entradas del generador del blindaje; pero la batalla se complica y no pueden destruirlo como estaba planeado.
Por otro lado Vader lleva a Luke con el Emperador, quien pretende que sea su nuevo aprendiz; Vader no cede un milímetro, y entonces comienza la pelea entre ambos. A diferencia del enfrentamiento previo, en esta ocasión está más equilibrado y finalmente Luke vence a Vader.
El Emperador, el verdadero villano.

En la luna, finalmente se destruye el escudo de la Estrella y así se da inicio del ataque aéreo en que participa el Halcón Milenario.
El Emperador tienta por última vez a Luke quien no cede, lo que ocasiona que se vea el inmenso poder de Palpatine, quien ataca con impasibles rayos de energía al joven Jedi. Justo en el punto en que las cosas no pueden ir más mal, Vader, que se debate entre permitir o no que el Emperador mate a su hijo, finalmente se decide por traicionar al Emperador ocasionándose heridas mortales, y regresando así al lado luminoso de la fuerza.
Vader muere poco antes de la destrucción final de la Estrella de la Muerte y Luke logra salir de allí a bordo de la misma nave que lo condujo. El epílogo muestra a Luke regresando a Endor y reuniéndose en una celebración donde lo acompañan sus amigos y los espectros de Yoda, Ben Kenobi y su padre. El Imperio había muerto, larga vida a la alianza.

Crítica.

El bien y el mal.

Muchos consideran que esta película es la más antiestética de la trilogía. Tal vez lo sea, pero eso no la convierte en una mala película. Empezaré por decir que es la película más emocional de la trilogía. Sí, vimos el “yo soy tu padre” en todo su esplendor en el filme previo, pero será en esta donde sentiremos el intenso debate de Luke contra Ben Kenobi, y después contra su padre; el debate emocional de Vader y, finalmente, la destrucción final del Imperio.
Las trilogías tienen reglas; y la trilogía clásica de Star Wars es el claro ejemplo de una saga que las siguió a la perfección. El filme previo nos dejó con ganas de ver el siguiente; cortó en el momento justo en que el espectador quiere saber más, mucho más de lo que vio. El tercer filme es el allegretto, donde toda la trama previa cobra sentido, se conecta con el espectador y se da el espectacular final que el público espera.
El guión no es el fuerte, pero se compensa con la actuación creíble y la caracterización de los actores que, en su mayoría hicieron un eficiente trabajo.
Los ewoks. Para muchos son el talón de Aquiles, básicamente infantilizaron la película, pero a fin de cuentas, muchos de los que verían esa película serían niños; además, la película en sí no es tan infantil como que se pudiera considerar insoportable. No son perfectos, pero los ewoks son, por lo menos, susceptibles de ser soslayados por la audiencia.
Definitivamente esta película vuelve a hacer gala de una cantidad considerable de efectos visuales que, estéticamente son mucho más pulcros (si acaso se pude eso) que los de sus predecesoras; tanto así que el propio Lucas tuvo que admitir que en la Edición Especial de 1997 no fue necesario hacer demasiados arreglos a esta película.
Es fantástica la forma en que se maneja la trama de tal suerte que el espectador pueda, dejando de lado los efectos especiales y otras cosas accesorias, prestarle atención y ver que está hecha como una verdadera joya (aunque el guión no sea precisamente Shakespeare, pero fluye correctamente).
La música sigue siendo fabulosa y John Williams compone temas que acentúan la conexión emocional de este filme.
Al final, son pocos los defectos que se pueden considerar relevantes y sí muchas virtudes. Tal vez no es El Imperio Contraataca, en términos de perfección y estética, pero está bien hecha y tiene el fastuoso final que una película de Star Wars supone.
La batalla final.

Mi valoración personal:

9.5

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