La víspera falleció, a los 93 años de edad, Sir Christopher Lee, un actor de gran estatura (y no metafóricamente, pues media 1.96 metros, y conocido principalmente por sus papeles como el Conde Drácula, en una de las primeras adaptaciones de la celebérrima obra de Bram Stoker; también como Saruman en la más reciente adaptación de El Señor de los Anillos y El Hobbit, y finalmente como el Conde Dooku, en Star Wars, episodios II y III.
Actor que se convirtió en el prototipo de los villanos, dado que mayoritariamente interpretó ese rol, ganador de un globo de oro en 2010, un BAFTA en 2011 por su trayectoria y un premio del Sindicato de Actores (SAG), en 2003, por El Señor de los Anillos, el Retorno del Rey (su participación fue eliminada en la versión final, pero no en la versión extendida).
Creo que, a pesar de no haber ganado nunca el Óscar, a este actor siempre se le recordará como uno de los más icónicos e idóneos para realizar un villano.
Su trayectoria, que se remonta a los años 1940, suma 207 cintas en las que participó, incluyendo Molin Rogue en 1952, La Maldición de Frankenstein en 1957, Drácula en 1958, donde trabajara con Peter Cushing; La Momia en 1959, repitiendo su papel de Drácula en Drácula, Príncipe de las Tinieblas en 1966, y manteniéndose casi tres décadas con el papel en sucesivas cintas sobre el tema; Sleepy hollow en 1999, la trilogía de El Señor de los Anillos entre 2001 y 2003; las dos últimas cintas de la trilogía de precuelas de Star Wars entre 2002 y 2005, en Charlie y la Fábrica de Chocolate, en 2005; como actor de voz en El Cadáver de la Novia, de Tim Burton en 2005, en Clone Wars en 2008 en Frankiewinkie en 2012, y más recientemente trabajó en la trilogía de El Hobbit.
Trabajó hasta el final de sus días, y muere como el gran ícono del villano clásico, como pocos, y el mejor intérprete del Conde Drácula que se ha visto. Ciertamente, le extrañaremos.
Ayer, una de las grandes estrellas de Hollywood, y de la infancia de los que nacimos entre 1980 y 2000, fue encontrado muerto
en su domicilio en California.
Actuó en incontables
películas y nos sacó más de una carcajada gracias a su humor blanco (y un poco de pastelazo), pero siempre con personajes
que dejaron el lugar a la reflexión personal. Su nombre: Robin
Williams.
Esta es una pequeña enumeración de su vasta
filmografía:
Hook. “El Regreso del Capitán Garfio”
En esta cinta Williams interpretó a Peter
Pan, un personaje ya por todos conocido con sus aventuras en el país de Nunca
Jamás; sin embargo, la historia se narra de modo diferente, ahora Peter es un
adulto con responsabilidades y todas esas cosas, y un día, al visitar a la
abuela Wendy (interpretada por Maggie Smith),
sus hijos son raptados por el Capitán Garfio (interpretado por otro
grande: Dustin Hoffman). Una película que muestra cómo nos alejamos de las
fantasías y los sueños cuando llegamos a la edad adulta, y cómo nunca deberían
olvidarse esos sueños para así poder comprender más a los hijos.
Mrs. Doubtfire “Papá por siempre”
Aquí, Williams representa a Daniel, un
actor que ha echado a perder su matrimonio a raíz de la indisciplina con que se
procede para con sus hijos. Una orden de restricción le impedirá verlos y en
razón de ello, toda vez que su exesposa tiene que trabajar, se disfraza de la Sra.
Doubtfire para acceder al puesto de niñera que ella solicita. De ese modo,
encuentra la manera de seguir conviviendo con sus hijos. Aquí Williams nos
llevó al otro extremo: el padre que todo les consecuenta a sus hijos, y el que
hace travesuras aún peores de las que se esperarían de un niño. Aún así, nos
hace reflexionar a la medida que crece el personaje, en que quizá, la relación
de pareja pueda no funcionar, pero eso no significará nunca que ambos puedan
ser excelentes padres.
Dead Poets Society “La sociedad de los
poetas muertos”
Aquí, Williams nos interpreta a un profesor
en una antigua y estricta academia norteamericana, quien insta a sus
estudiantes a concebir la poesía y la literatura en forma diferente. Así,
cuatro de sus estudiantes se interesan en su pasado y descubren que formó parte
en su juventud de un llamado “club de los poetas muertos”, el cual deciden
recrear, teniendo la guía del profesor. Así las cosas, su pensamiento diferente
y atrevido con las artes le causa problemas a uno de los estudiantes con su
padre, puesto que el estudiante quiere ser actor y su padre al parecer no tiene
intención de que su hijo cumpla con ese sueño. El joven termina suicidándose.
Aquí, la moraleja fue la búsqueda de los
ideales propios y la necesidad de no buscar cubrir las expectativas de nadie. Así
como de atenerse a las consecuencias de los actos propios.
Esta actuación le valió una nominación al Óscar.
Patch Adams
Williams ahora es médico. En esta película,
basada en una historia real, Williams interpreta a un médico que revoluciona la
forma de ver la medicina y maneja la risa y el humor como un factor importante
para la salud humana. ¡Y de verdad que lo es!
El Dr. Gregory House alguna vez dijo que se había convertido en doctor gracias a esta película. (Es obvio que fue sarcasmo)
Aladdín
El último diálogo de esta película motivó
el título de esta entrada. En esta película Williams da voz al divertido genio
que se encuentra dentro de la lámpara que Aladdín encuentra. El genio le hace
un príncipe para así tratar de conquistar a la princesa Jazmín, pero tras un
altercado en el que el villano Jafar intenta impedir a toda costa las nupcias y
roba la lámpara, Aladdín pierde todo lo que el genio le había dado. Jazmín finalmente
se entera de quién es verdaderamente Aladdín. Al final, la moraleja, impartida
por el propio genio es que no se puede fingir ser algo que no se es, es más
valioso ser uno mismo.
Williams, ganador de un premio Óscar por Good Will Hunting, y nominado para otros
dos, Good Morning Vietnam, Dead Poets
Society y The Fisher King, falleció ayer, y verdaderamente este genio de la
reflexión cómica deja un espacio de imposible reparación; estoy seguro que ha
marcado una época completa en la comedia sana, y en la infancia de la mayoría
de quienes vivimos en la década de 1990. Te extrañaremos, Robin.
El tema de la
Segunda Guerra Mundial es uno de los favoritos de todo el género
cinematográfico, en particular de Hollywood, pero en general, sus innumerables
retratos fílmicos provienen de todas partes del mundo, y pareciera que el mundo
del cine no se cansa de este escabroso pero a la vez fascinante tema.
Ver películas de
este tema es muy ilustrativo, aunque si soy honesto, el corte hollywoodense
termina por cansar al momento en que uno ve su quinta película del tema; pero
esta, como se verá posteriormente, no es el caso.
Ficha Técnica:
Nombre original:Der Untergang
Nombre en
español: “La Caída” (México y resto de América Latina) “El Hundimiento”
(España), conocida en inglés como “Downfall”.
Dirigida por:Oliver Hirschbiegel
Protagonistas: Bruno
Ganz, Alexandra Maria Lara, Corinna
Harfouch, Ulrich Matthes, Juliane Köhler, Heino Ferch, Christian Berkel, Thomas
Kretschmann
Estreno original:
8 de septiembre de 2004.
Estreno en
México: 26 de agosto de 2005.
Sinopsis
Traudl Junge se
convierte en la secretaria del Führer, y en abril de 1945 se encuentra en
Berlín, en el búnker que sería la perdición de Adolf Hitler. Las fuerzas
aliadas (soviéticas) han llegado a las afueras de Berlín tras una serie de
avances enormes suscitados desde la batalla de Stalingrado.
Los oficiales
alemanes están convencidos ya de que la guerra es insostenible y que se perderá;
y sugieren al führer la retirada de Berlín. Férreamente, Hitler se niega a
abandonar la capital alemana, aduciendo que con un ataque directo de las tropas
comandadas por el oficial Steiner se podrá contrarrestar al ejército rojo.
Entretanto,
Heinrich Himmler, uno de los oficiales de más alto rango en la Alemania Nazi,
empieza a realizar gestiones para buscar la paz con los aliados sin consultar a
Hitler, que se mantiene bajo la premisa de “nunca otro noviembre de 1918”
(recuérdese que el 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio que puso fin
a la Primera Guerra Mundial; y que meses después se formalizaría definitivamente
mediante el Tratado de Versalles).
Steiner, con el
poco parque que tiene, no puede realizar el ataque encomendado, y de esa forma,
cuando Hitler se entera, tiene un colapso nervioso de proporciones épicas,
reconociendo ya desde entonces, que la guerra está perdida. No obstante, eso no
lo hace abandonar Berlín, ni buscar la rendición incondicional.
Eso provoca que
la orden sea clara y precisa, los alemanes deben utilizar sus armas para atacar
al enemigo y hacer el más daño posible; y con la última, suicidarse.
Jóvenes,
adultos, militares y civiles están dispuestos a defender a su país. Las estaciones
del metro se han convertido en auténticos hospitales donde las escenas son
desgarradoras.
El 30 de abril de
1945, Adolf Hitler se casa con su hasta entonces novia Eva Braun, y después de
eso, se suicida en su búnker.
La historia
prosigue hasta el momento en que quienes estaban en el búnker son capturados
por el ejército rojo, Traudl Junge logra cruzar el cerco por ser mujer. La historia
termina con el testimonio de una anciana Traudl, quien cuenta la historia.
Crítica
El común
denominador de la mayoría de las cintas sobre la Segunda Guerra Mundial es que
son filmes creados:
Para demostrar la valentía de
los soldados aliados, o bien
Para demostrar el enorme
sufrimiento de los judíos durante el Holocausto.
Así tenemos, por
mencionar sólo algunas, películas como La
Lista de Schindler, Rescatando al soldado Ryan, El pianista, La vida es bella,
Tora!, Tora!, Tora!, Tora!; Pearl Harbor, y un larguísimo etcétera de
producciones –hollywoodenses o no- creadas bajo las dos premisas precedentes.
Esta película es
una producción europea, que sale además de la eterna premisa de “todas las
películas deben estar habladas en inglés, porque es el idioma oficial del cine”,
al estar hablada en alemán; muestra una Alemania devastada por la guerra; una
población civil que vive en carne propia los estragos de la aventura
hitleriana, la escasez, los bombardeos. La muerte es palpable en las escenas
exteriores, la forma en cómo los soldados defienden hasta el último milímetro
del territorio de su devastada capital.
Además, muestra
a un Hitler degradado, acosado por los estragos de la guerra que él mismo
inició, por los errores cometidos estratégicamente, y desalmado al decir con
toda certeza “en esta guerra no hay civiles”; afectado por ver su mundo
perfecto derrumbarse ante sus ojos a una velocidad atronadora.
Las actuaciones,
específicamente la de Bruno Ganz dando vida al führer es estupenda. Las escenas
bélicas son bien trabajadas y no piden nada a las superproducciones norteamericanas.
La escenografía y dirección de arte son fascinantes, que logran verdaderamente
mostrar el panorama completo de la vida durante la Segunda Guerra; la vida de
los berlineses en ese momento de su historia, donde la guerra estaba
completamente perdida, pero su líder se negaba a rendirse; y el convencimiento
de algunos de que su führer aún podía salvar la guerra.
Eso sí, es
extremadamente violenta, no apta para menores de 15 años, y definitivamente es
otra cara de la moneda que poco se nos muestra en las producciones de Hollywood;
dado que muestra el sufrimiento del pueblo alemán ante la guerra más mortífera
de la historia de la humanidad.
La recomiendo
ampliamente, por todos sus detalles, aunque también debo advertir que es un
poco larga, y si el espectador espera estar viendo a Hitler matando gente a
diestra y siniestra, no encontrará lo que busca; si lo que se busca es un
retrato histórico del abril de 1945 en Berlín, definitivamente lo encontrará.
No pasa
inadvertido que esta película no muestra, ni por asomo, el holocausto o datos
tendientes a favor o en contra del mismo; lo cual es comprensible ya que en
Berlín no había campos de concentración y Auschwitz había sido desmantelado por
el ejército ruso en enero de 1945, de manera que no habría razón histórica para
añadir tal evento. Esta escena ha sido objeto de múltiples parodias a través de internet, esta es la original, aunque si alguien desea divertirse un poco, puede teclear "Hitler se entera" en YouTube para ver de lo que estoy hablando:
Carlos Fuentes (Panamá,
11 de noviembre de 1928 – Ciudad de México, 15 de mayo de 2012), fue uno de los
más prolíficos autores latinoamericanos del siglo XX, y su texto “Aura” es una
de las obras más importantes de la literatura moderna mexicana.
Por esta
ocasión, y rompiendo el esquema de mis anteriores publicaciones, no efectuaré
la amplia sinopsis de esta obra, en primer lugar por la extensión de la novela
en cuestión (apenas 62 páginas a doble espacio), y en segundo lugar dado que la
trama se presta a demasiadas interpretaciones.
Baste decir
entonces, a modo de sinopsis, que un anuncio en el periódico lleva a Felipe Montero a la vieja y
ancestral calle Donceles en el centro de la Ciudad de México, donde solicitan,
al parecer, un historiador con todo su perfil. Al llegar a aquella casa es
contratado de inmediato para la compilación de unas viejas memorias de un general
francés de la época de Maximiliano (debe tenerse en cuenta que la obra se
escribió allá por 1962). La casa se encuentra permanentemente en penumbra, y
sólo se encuentra habitada por la viuda del general, Consuelo, y Aura, sobrina
de Consuelo, joven de sorprendente belleza, pero las apariencias engañan. El joven
Felipe descubrirá al final de las 62 páginas
que la juventud y la vejez pueden encontrarse en el mismo lugar.
Crítica
Esta novela ha
sido un claro referente en las escuelas de nivel medio y medio superior en
nuestro país, quizá por la mezcla entre la realidad de un pasado distante, la
forma en que se cautiva al lector con el misterio de lo que se encuentra dentro
del 815 de la calle Donceles, en la región más transparente y sobre todo, por el tema de la identidad. En efecto,
desde que se inicia el libro se tiene bien claro quién es el protagonista; pero
conforme van avanzando las páginas, los otros dos personajes se vuelven
etéreos, complicados. Aura es, en cierto modo, el reflejo de la juventud, pero
una juventud que pareciera estar subordinada a la generación precedente.
La calle de Donceles, en la delegación Cuauhtémoc, lugar donde se desarrolla la historia.
Por otra parte,
Felipe se enamora de Aura, pese a que su personaje parece flotar en el ambiente
más que existir en el mundo físico. Cuando llega el final, todas esas actitudes
cobran sentido, así como el misterioso anuncio en el periódico que le hizo
llegar a ese lugar.
Fuentes nos
trata en un lenguaje ameno, pero a la vez misterioso, se mantiene el hilo
argumental sobre la realidad de lo que está ocurriendo en aquella casa, narra
de una manera magistral lo que ocurre, con lo que nos deja un verdadero
mensaje: la belleza se acaba, y la muerte es una parte natural de la vida; no
cabe duda que hace uso de todos sus recursos para mostrarnos ese delgado límite
que existe entre lo real y lo irreal, lo que existe y lo posible, probable,
imposible e improbable.
Mi veredicto: es
un libro bastante entretenido, puede ser leído en una tarde, pero esa tarde
será, seguramente para el lector, una tarde larguísima, donde comenzará en el
mundo perfectamente real, y terminará añorando ese límite traspasado de la
irrealidad, donde la belleza es fealdad y la vejez es juventud.
Stephen King es
actualmente considerado el rey indiscutible de la novela de terror. Sus
clásicas Carrie, y Eso son las más notables de una lista
que cada año añade varios títulos a la extensa bibliografía de este genio.
En 1977, King
apenas comenzaba su carrera como escritor y era conocido por Carrie, ese año nos plantea una obra
llena de, para parafrasear a Edgar Allan Poe, fantásticos terrores jamás antes sentidos.
Sinopsis.
La novela cuenta
la historia de Danny Torrance, un niño de cinco años hijo de Jack y Wendy
Torrance, un matrimonio que ha pasado su primera crisis gracias al alcoholismo
del cónyuge varón; quien es un pretendido escritor y, al encontrarse sin
trabajo, decide aceptar la oferta de ser el cuidador de un hotel de temporada
que debe cerrar todo el invierno dadas las bajas temperaturas: El Overlook
Hotel.
Danny tiene una
habilidad que sólo se puede calificar de clarividencia; aunque la novela lo
denomina “resplandor”. El hotel ha cambiado de propietario descomunalmente
dadas sus altas pérdidas y la cantidad de crímenes que allí han sucedido.
A Danny se le
advierte que no debe entrar en ciertas habitaciones, específicamente la 217;
pero como todo niño hace, basta con prohibirle algo, para que en un momento
dado, la curiosidad le corroa al grado de que se halla ante la puerta de tal
habitación y ve dentro de ella el cadáver de una mujer muerta hace mucho
tiempo.
Jack Torrance ha
investigado la historia del hotel y poco a poco se ha dado cuenta de todo lo
que en él ha ocurrido, siendo poco a poco seducido por el hotel mismo, a través
de visiones, convenciéndole de atacar a su familia. El hotel tiene personalidad
propia, manipula todo a su entorno, y todo aquel que muere dentro del mismo, se
queda para siempre en una fiesta de máscaras sin fin, donde, reina la muerte roja,
en una clara referencia a La Máscara de la Muerte Roja de Edgar Allan Poe.
Jack intenta
resistir en un principio, pero su voluntad es débil y termina cazando a su
familia por el hotel. Danny se conecta a través del resplandor con Dick
Halloran, el cocinero del hotel, quien le explicó de varias de las cosas que se
podía encontrar en el hotel y quien, al igual que Danny, también tiene el
resplandor. Dick llega al hotel para salvar a la familia, aunque Jack está tan
poseído por el hotel que ya no tiene control sobre sí. La caldera del hotel
explota con Jack adentro, y la familia junto con Dick logran salir antes de que
esto ocurra. En un último y desesperado momento, el hotel intenta poseer a Dick
para obligarlo a matar al niño, pero Dick no cede.
Crítica.
Stephen King
estaba en el umbral de la fama cuando escribió esta novela, y definitivamente
su prosa es fantástica; pero un tema me es imposible de eludir: las más de
doscientas páginas que la historia tarda verdaderamente en arrancar. Efectivamente,
uno conoce el contexto inicial y desde el primer capítulo más o menos le va
quedando a uno claro el tono de la historia, pero definitivamente pudieron
eliminarse un par de capítulos completos sin que ello afectara de forma
sustancial la obra de King.
Sin embargo, a
partir del primer encuentro en la habitación 217, la obra comienza a tomar el
ritmo, velocidad y tono adecuados; la narrativa se desliza hasta envolver al
lector entre el alcoholismo libre de etanol de Jack (se sabe de antemano que
teóricamente no hay una sola gota del alcohol en el hotel, la enorme curiosidad
de Danny y las preocupaciones de Wendy que comienzan a cobrar vida junto con el
hotel mismo. Lentamente la trama, con toda la carga psicológica posible, lleva
al lector a una psicosis emocional, a un estado donde se sabe que
ineludiblemente ocurrirá el punto violento de quiebre, donde el hotel buscará
apoderarse de Danny, a través de su padre.
¿Fácil de
digerir? No. ¿Extenso? Un poco. ¿La mejor obra de King? Definitivamente no.
¿Qué lo hace bueno? La segunda mitad, con la narrativa de King. Es bueno, pero
se debe estar consciente, es muy, pero muy pesado de leer y más aún, de
digerir.
La película:
Inexacta, pero entretenida
Stanley Kubrick,
director de 2001: Odisea del Espacio, en 1980 dirigió la adaptación más
reconocida de esta obra. Definitivamente nunca se debe esperar que una película
contenga hasta el más mínimo detalle de la novela que se pretende adaptar, dado
que precisamente es una adaptación y muchas veces, la visión del director puede
ser más pequeña o más grande de la del autor del libro.
En ese contexto
lo primero que puedo decir es que la visión original del libro le da una
trascendencia toral a la personalidad del hotel, y su exigencia de que Danny
Torrance se convierta en parte de su acervo, mientras que en la película no se
menciona la personalidad del hotel y es algo que en sí queda en el aire, como a
la libre deducción del espectador.
En definitiva,
para tratarse de una película de ya más de 30 años, y con el impacto que por
esas fechas habrá causado El Exorcista, se
trata de una buena cinta, una adaptación que si bien se tomó ciertas libertades
dentro del guión, lo cierto es que llevar la novela punto por punto habría sido
un desastre debido a lo pesado de la trama. Un defecto que sí se puede
encontrar es que el personaje de Wendy pareciera estar toda la vida a punto de
echarse a llorar, termina por creerse que no puede cerrar la boca o algo así,
dado que siempre está con cara de asombro, abriendo la boca. Jack Nicholson es
fantástico en el personaje de Jack Torrance, y eso compensa el defecto actoral
antes referido. Sirve para pasar el rato, si lo que se busca es una película de
terror psicológico, esta es seguramente una de las más notables.
En 1959, Disney produjo “La bella durmiente”
una historia en dibujos animados basada en el cuento de los hermanos Grimm que
históricamente ha sido inmortalmente musicalizada por Piotr Ilich Tchaikovsky,
el romántico ruso, como muchos lo
conocen.
De esa producción surgió un personaje
lépero, sarcástico y malvado como él solo: la inconfundible Maléfica
(Malleficent, en inglés). Como ya viene siendo costumbre, Disney decidió sacar
del congelador un viejo cuento para hacerle modificaciones y presentarlo en una
película sin dibujos animados y con
Angelina Jolie como la flamante villana, aunque ya por el título podemos
deducir que en esta ocasión Maléfica no será la villana.
Sinopsis.
En un reino muy lejano, un hada llamada
maléfica tiene un idilio con un joven llamado Stefan. Después de eso, un
ejército invasor trata de ocupar sus dominios. Con su poder, Maléfica lo vence,
y es entonces cuando el agonizante rey pide que uno de sus valientes soldados se
gane el derecho de ser su sucesor vengando su muerte segura. Stefan, como soldado
del rey, va en busca de Maléfica, y en una traición poco sorpresiva para el
espectador, le corta las alas y se gana así el derecho de ser rey.
Así, Stefan tiene una hija de nombre
Aurora, en cuya fiesta de nacimiento se apersona Maléfica y, como castigo a
Stefan, le impone una maldición a Aurora, que a los 16 años se pinchará con el
huso de una rueca y caerá en un sueño del que sólo podrá despertar con el beso del verdadero amor.
El rey Stefan encomienda a tres hadas el cuidado
de su hija, lejos del castillo, y manda incautar y quemar todas las ruecas del
reino.
Ante la ineptitud de las hadas, Maléfica
debe cuidar que Aurora viva hasta los 16 años, con lo que termina por
encariñarse, al grado que mantiene conversación y una relación muy cercana con
Aurora; intentando revocar su maldición, sin embargo no le es posible (quizá la
mayor incoherencia de la película).
Finalmente, el destino de Aurora se cumple
y Maléfica acude al castillo para buscar que el príncipe Felipe bese a la
princesa y sea posible que esta despierte. Al final, no es el beso de Felipe sino
el de Maléfica el que despierta a Aurora, ello antes de una pelea de
proporciones épicas en el castillo del rey Stefan, donde este último pierde y
finalmente Maléfica decide unir los dos reinos y coronar a Aurora como reina.
Crítica.
Vaya cursilería. La historia de 1959 no era
precisamente buena, aunque en cierto sentido la ignorancia sobre los orígenes y
motivos de Maléfica la hacían un tanto cuanto más aterradora, además de que,
como ya se apuntó anteriormente, Maléfica es uno de los personajes más
malhablados de todas las películas infantiles (sólo superada por Merlín en La espada en la piedra), además de que
la producción original utiliza la música de Tchaikovsky como fondo de una
historia que se cuenta sin mayor trámite.
Pero ya no estamos en 1959 y ahora Maléfica
es personificada por Angelina Jolie, a quien no le queda mal el papel, el
problema es… el papel en sí. Ahora Maléfica tiene un pasado, uno que en realidad
explica muchas cosas, si la película hubiera terminado con la maldición de
Maléfica sobre Aurora, habría sido fantástica; pero continuó su curso por otros
cuarenta minutos. El desarrollo de la historia a partir de la maldición es más
errático, el encariñamiento de Maléfica con Aurora es lento y complicado, hasta
el punto donde uno piensa ¿era necesario? No, no lo era, es la respuesta
concreta.
La modificación sobre la producción
original se acentuó poco a poco y finalmente el espectador tiene que reconocer
que se estaba precipitando a eso desde un principio. No pasa inadvertido que
llega un punto donde realmente empalaga, tal vez si el personaje se llamara
Benéfica y no Maléfica, funcionaría mejor.
Al final guarda coherencia, y a Jolie le
queda bien el papel, pero la villana de 1959 se ha ido. Ya no grita a diestra y
siniestra “¡idiotas!, ¡imbéciles!, ¡ESTÚPIDOS!”, aunque el sarcasmo de la
Maléfica original se acentúa, se echa en falta esa irreverencia y maldad del personaje
que tiene más de cincuenta años.
Otro rubro insoslayable es la falta de la
música de Tchaikovsky. La partitura del romántico ruso es el ícono indiscutible
de La Bella Durmiente, porque se ha presentado como ballet en todo el mundo, y
por que la película original la utilizaba a diestra y siniestra.
Los rubros que se salvan son quizá los
efectos visuales y la caracterización, que hacen eficientemente su trabajo, y
obviamente la actuación de Angelina, pero en realidad, la trama está bastante
forzada y bastante floja. Demasiada miel.
¿Pasa el examen? Sólo de panzazo, ello en
virtud de que logra el cometido de entretener y consigue que los 80 minutos de
duración sean llevaderos, además de que, si se ve sin perspectiva de criticar,
o sin haber visto la película de 1959, hace eficientemente su trabajo, aunque
termine por empalagar de todas formas.
El 25 de mayo de
1983, seis años después del estreno de la película original, se cerraba lo que
hoy se conoce como la Trilogía Clásica de Star Wars.
El título
original de esta entrega fue “Revenge of the Jedi”, traducido como “La Venganza
del Jedi”. En 2004, George Lucas revelaría que el título definitivo había sido
el que en primer término consideró para esta entrega, sin embargo, por
cuestiones de producción, considerando que era un título “algo débil” decidió
cambiarlo por “Revenge of the Jedi”, no obstante, semanas previas al estreno se
decidió regresar a “Return of the Jedi”, traducido oficialmente en España como “El
Retorno del Jedi” y aquí en México y el resto de América Latina como “El
Regreso del Jedi”. El concepto de “La Venganza” se quedó en el tintero por 22
años hasta que, en 2005 fuera utilizado para el Episodio III: La Venganza delos Sith.
El filme
constituía el sexto episodio en la saga de aventuras de Luke Skywalker, a
sabiendas de que faltaban aún por realizarse algún día los episodios I, II y
III.
Dirigida por Richard Marquand, esta película
obtuvo el mismo favor de la crítica y la taquilla que sus predecesoras, sumando
con este estreno, hasta ese momento, a favor de la saga de Lucas la friolera de 1,800 millones de dólares en
taquilla a nivel mundial, sólo con cierta reticencia por parte de la crítica más purista.
Sinopsis.
Se iba a llamar "La Venganza del Jedi"
Tras los sucesos
de El Imperio Contraataca, Luke
decide ir en busca de Han Solo en Tatooine, lugar en donde se encuentra Jabba
el Hutt, un gángster a quien Solo debía desde la primera película una suma
considerable de dinero.
Tras un
altercado en el cual se ve involucrada la princesa Leia (con un fabuloso
vestuario que deja muy poco a la imaginación y constituye uno de los grandes
elogios que se pueden hacer a esta película), se logra liberar a Han Solo para
poder así conducirse hacia Sullust, donde la Alianza Rebelde realiza una
reunión sobre la nueva Estrella de la Muerte y los planes para destruirla.
Luke se vuelve a
separar del grupo para acudir a cumplir su promesa con Yoda, quien ya está muy
enfermo y tras confirmar a Luke que Darth Vader es su padre, muere de forma tan
simple que ni Shakespeare lo hubiera podido escribir con menos letras.
Luke Skywalker
se encuentra con el fantasma de Obi-Wan Kenobi, con quien discute sobre el
hecho de que no le haya revelado que Darth Vader es su padre; la respuesta de
Kenobi es simple: desde su punto de vista, Anakin Skywalker murió en aquella
pelea en Mustafar. Así, tras revelar también que la princesa Leia es su
hermana, Luke parte con la certeza de que, para finalmente convertirse en
caballero Jedi, debe enfrentarse a Darth Vader otra vez.
La Princesa Leia, como muchos la queríamos ver
La Alianza
rebelde planea destruir la estrella de la muerte a través de un plan que
implica destruir el generador del escudo de la Estrella, que la protege toda
vez que aún no está terminada.
Han Solo, Leia y
Chewbacca son enviados a ese fin, en tanto que Lando Carlissian comandará el ataque
aéreo para entrar al reactor principal. Luke de último momento se une a la
comitiva para destruir el escudo en la Luna de Endor, y se embarca en una nave
imperial robada junto con los tripulantes originales del Halcón Milenario (nave
que por esta ocasión será comandada por Lando Carlissian).
Darth Vader ha
recibido al Emperador en la Estrella de la Muerte y vigila personalmente los
avances de la construcción de la Estrella. Así, por órdenes del Emperador se
aleja de la Estrella y baja a la luna de Endor, para capturar a su hijo, quien
se entrega voluntariamente tras haber revelado a Leia su parentesco.
La batalla
comienza, la Alianza rebelde logra unirse a una tribu de ewoks (unos ositos de
peluche nativos de la luna de Endor), y así ataca una de las entradas del
generador del blindaje; pero la batalla se complica y no pueden destruirlo como
estaba planeado.
Por otro lado
Vader lleva a Luke con el Emperador, quien pretende que sea su nuevo aprendiz;
Vader no cede un milímetro, y entonces comienza la pelea entre ambos. A diferencia
del enfrentamiento previo, en esta ocasión está más equilibrado y finalmente
Luke vence a Vader.
El Emperador, el verdadero villano.
En la luna,
finalmente se destruye el escudo de la Estrella y así se da inicio del ataque
aéreo en que participa el Halcón Milenario.
El Emperador
tienta por última vez a Luke quien no cede, lo que ocasiona que se vea el
inmenso poder de Palpatine, quien ataca con impasibles rayos de energía al
joven Jedi. Justo en el punto en que las cosas no pueden ir más mal, Vader, que
se debate entre permitir o no que el Emperador mate a su hijo, finalmente se
decide por traicionar al Emperador ocasionándose heridas mortales, y regresando
así al lado luminoso de la fuerza.
Vader muere poco
antes de la destrucción final de la Estrella de la Muerte y Luke logra salir de
allí a bordo de la misma nave que lo condujo. El epílogo muestra a Luke
regresando a Endor y reuniéndose en una celebración donde lo acompañan sus
amigos y los espectros de Yoda, Ben Kenobi y su padre. El Imperio había muerto,
larga vida a la alianza.
Crítica.
El bien y el mal.
Muchos
consideran que esta película es la más antiestética de la trilogía. Tal vez lo
sea, pero eso no la convierte en una mala película. Empezaré por decir que es
la película más emocional de la trilogía. Sí, vimos el “yo soy tu padre” en
todo su esplendor en el filme previo, pero será en esta donde sentiremos el
intenso debate de Luke contra Ben Kenobi, y después contra su padre; el debate
emocional de Vader y, finalmente, la destrucción final del Imperio.
Las trilogías
tienen reglas; y la trilogía clásica de Star Wars es el claro ejemplo de una
saga que las siguió a la perfección. El filme previo nos dejó con ganas de ver
el siguiente; cortó en el momento justo en que el espectador quiere saber más,
mucho más de lo que vio. El tercer filme es el allegretto, donde toda la trama previa cobra sentido, se conecta
con el espectador y se da el espectacular final que el público espera.
El guión no es
el fuerte, pero se compensa con la actuación creíble y la caracterización de
los actores que, en su mayoría hicieron un eficiente trabajo.
Los ewoks. Para muchos
son el talón de Aquiles, básicamente infantilizaron la película, pero a fin de
cuentas, muchos de los que verían esa película serían niños; además, la
película en sí no es tan infantil como que se pudiera considerar insoportable. No
son perfectos, pero los ewoks son, por lo menos, susceptibles de ser soslayadospor la audiencia.
Definitivamente
esta película vuelve a hacer gala de una cantidad considerable de efectos
visuales que, estéticamente son mucho más pulcros (si acaso se pude eso) que
los de sus predecesoras; tanto así que el propio Lucas tuvo que admitir que en
la Edición Especial de 1997 no fue necesario hacer demasiados arreglos a esta
película.
Es fantástica la
forma en que se maneja la trama de tal suerte que el espectador pueda, dejando
de lado los efectos especiales y otras cosas accesorias, prestarle atención y
ver que está hecha como una verdadera joya (aunque el guión no sea precisamente
Shakespeare, pero fluye correctamente).
La música sigue
siendo fabulosa y John Williams compone temas que acentúan la conexión
emocional de este filme.
Al final, son
pocos los defectos que se pueden considerar relevantes y sí muchas virtudes.
Tal vez no es El Imperio Contraataca, en
términos de perfección y estética, pero está bien hecha y tiene el fastuoso
final que una película de Star Wars supone.
El 25 de mayo de
1977 se estrenó la poco conocida y anunciada Star Wars. Para entonces, su
director ya contaba con el honor de ser nominado al Óscar por American
Graffiti, película que en 1973 había recaudado la módica suma de 115 millones
de dólares y tenido una favorable recepción de la crítica; sin tener realmente
mayor trascendencia o relevancia.
Cuatro años
después, George Lucas presentaba una cinta completamente diferente, con miras
al espacio exterior, que contó con un presupuesto inicial de la risible
cantidad de 8 millones de dólares (que se elevaron a 11 en el curso de la
producción). Lucas había tratado de vender la idea de una película sobre
aventuras espaciales a la Paramount Pictures, Universal Studios y otras
empresas similares, con el mismo éxito que Thomas Alva Edison en sus primeros
intentos de fabricar la bombilla. Finalmente sería la 20th Century Fox la que,
de mala gana, le diera el presupuesto a cambio de un trato que por entonces
parecía insignificante: Lucas no cobraría como director pero retendría los
derechos de comercialización de la película.
La pantalla vio
en 1977 cómo los viejos trucos visuales de películas como Los Diez Mandamientos
o 2001: Odisea del Espacio, quedaban completamente atrás. Star Wars a la postre
alcanzaría 10 nominaciones al Óscar, incluyendo mejor película; ganando un
total de 7 estatuillas.
En 1997, con motivo del XX aniversario del primer estreno, Lucasfilm lanzó el reestreno de la trilogía existente, con adiciones y reformas a los efectos especiales y mejoras en general en la calidad visual y sonido. Fue así como el que escribe vio por vez primera la saga espacial más influyente de la historia.
Sinopsis.
En una galaxia
muy lejana el Imperio Galáctico es artífice de una opresión sin límites: la
rebelión apenas ha surgido y ganado su primera batalla contra el Imperio, logrando
robar los planos de su arma máxima: la Estrella de la Muerte, un arma con
capacidad suficiente para destruir un planeta.
La princesa
Leia, líder de la alianza rebelde es capturada mientras se dirigía a Alderaan,
su planeta natal, por Darth Vader el más siniestro de los agentes imperiales, debiendo
mandar los planos del arma máxima del Imperio en un androide astromecánico
identificado como R2-D2. Así, el robot en compañía de un robot dorado con forma
humana, de nombre C-3PO, sale de la nave donde se encontraban en una cápsula
espacial que es atraída por el impulso gravitacional de Tatooine, un planeta
desértico con dos soles.
Una de las escenas más notables de la película.
Allí, los
androides son interceptados por unas criaturas llamadas Jawas, que se dedican a
la compraventa de robots; logrando vender al par en una granja perteneciente a
Owen Lars, que encomienda a su sobrino huérfano Luke Skywalker que los limpie.
A solas con Luke, R2-D2 muestra un fragmento del críptico mensaje en que se
encuentran contenidos los planos de la Estrella de la Muerte; la princesa Leia
aparece como un holograma diciendo únicamente “ayúdame Obi-Wan Kenobi, eres mi
única esperanza”; Luke casi inmediatamente conecta el nombre con un viejo
ermitaño que vive en el mar de las dunas que se hace llamar Ben Kenobi; La
unidad R2 escapa esa noche y Luke lo persigue por la mañana en un paraje lejano
donde es atacado por los moradores de las arenas, que son ahuyentados por el
mismísimo Ben Kenobi, quien rescata a Luke y finalmente se revela como el
Obi-Wan que busca el androide, revelando este último el mensaje completo que
provocará que Obi Wan decida ir a Alderaan a entregar el androide con los datos
que contiene. Luke se ve en una encrucijada: no puede dejar a sus tíos, pese a
su firme intención de estudiar en la academia de pilotos.
Entretanto, el
imperio ha mandado investigar qué ocurrió con la cápsula que, presumen,
contiene los planos de la Estrella de la Muerte. Han llegado a Tatooine y dado
incluso con los Jawas que vendieron a R2-D2 y C-3PO, de lo que Luke y Ben se
enteran al pasar cerca del vehículo donde se transportaban los Jawas. Así Luke
va en busca de sus tíos, pues, infiere, los agentes imperiales sabrán ahora a
quién fueron vendidos los androides. Cuando Luke llega, los cuerpos de sus tíos
yacen afuera de la destruida propiedad.
Así es como Luke
decide unirse a Ben y viajar a Alderaan, en compañía del arrogante piloto Han
Solo, un contrabandista local, y Chewbacca, una gritona criatura, a bordo del
Halcón Milenario, una nave que presume de ser la más rápida de la galaxia.
Al mismo tiempo,
Leia ha sido torturada hasta el cansancio para que revele la ubicación exacta
de la base rebelde, sin éxito a la fecha; por lo que el Gobernador Tarkin, en
compañía de Darth Vader idean la mejor forma de hacerla hablar: destruir en sus
narices su planeta natal con la Estrella de la Muerte; Leia al parecer cede y
les revela que la base se encuentra en Dantooine; sin embargo el destino de su
planeta natal está sellado: la destrucción llega al inerme planeta que se
asemeja a la Tierra.
Los cuatro invencibles... vale, no.
Así, el halcón
milenario llega a lo que parece un campo de asteroides, los vestigios de un
planeta destruido, del que sólo se logra apreciar a lo lejos lo que parece una
luna; al dirigirse a ella resulta ser la Estrella de la Muerte, que los ha
atraído en su escudo magnético.
Imposibilitados para
escapar, sus tripulantes se esconden, dejando la nave en un hangar de la
Estrella de la Muerte. Robando trajes de soldados imperiales, Han y Luke logran
salir y ocupar un puesto de mando en la Estrella, donde finalmente se enteran
de que la princesa Leia está allí capturada por el imperio y sentenciada a
muerte. Por su parte, Ben Kenobi decide ir en busca de los controles que permitirían
liberar a la nave y que ésta pueda escapar. Han y Luke van en busca de la
princesa Leia para rescatarla y tras una persecución que implica un compactador
de basura y una huida tipo Tarzán, Leia,
Han, Luke y Chewbacca finalmente están
al pie de la nave; al tiempo que los androides también han llegado al hangar y
Ben Kenobi se está batiendo en duelo con Darth Vader. En el último momento,
Vader cercena a Kenobi, cuyo cuerpo desaparece en el acto; ante la mirada
atónita de Vader y de Luke, quien se encontraba mirando en ese preciso instante
desde el hangar.
La carlinga del Halcón a la velocidad de la Luz.
El halcón logra
salir de la estrella y se encamina hacia la base rebelde, ubicada en la cuarta
luna de Yavin (en realidad la princesa nunca cedió en su postura de no revelar
el sitio de la base, pero ahora comprende que la nave está siendo rastreada y
que finalmente está llevando al Imperio al lugar de la base rebelde).
La Estrella de
la Muerte llega a Yavin; donde los rebeldes han encontrado la forma de
destruirla; y envían 30 naves monoplazas que la atacan mientras la Estrella
intenta orbitar el planeta para dejar al descubierto la luna donde está la base
rebelde. Finalmente, al tercer, último y desesperado intento, Luke Skywalker,
ahora piloto de la rebelión, destruye la Estrella, con Darth Vader como único
sobreviviente gracias a encontrarse él también en una nave monoplaza.
Libros y universo expandido.
La primera edición
Del guión de esta película se generó un libro: Star Wars, from the adventures of Luke Skywalker, que llegó a México a través de Editorial Planeta, publicado en una única edición, baste decir al respecto que el libro es copia fiel de lo que aparece en pantalla (ojo, no es al revés a razón de que el guión fue elaborado primero y sobre de éste se generó la novela, que si bien se publicó en 1976, la película ya se encontraba en post producción.
El Ojo de la Mente, lo que nunca fue película.
Sobre este universo después se escribiría El Ojo de la Mente (Splinters of the mind's eye), lo que pretendía ser una continuación, que nunca llegó a la pantalla debido al guión de El Imperio Contraataca.
Crítica.
Hasta 1977, la
única película con efectos visuales de alta fidelidad había sido 2001: Odisea del Espacio, y seamos
honestos; la velocidad no había sido el fuerte del filme de Kubrick, sin
embargo ahora George Lucas presentaba un filme profundamente innovador: el extremado
nivel de detalle de las naves y objetos en pantalla, la velocidad y pulcritud
de los efectos especiales y, sobre todo, la narrativa épica, con personajes
novedosos, el egocéntrico Han Solo, la mandona Princesa Leia y el villano más
temido del momento (y uno de los mejores de la historia), Darth Vader, quien no
tiene empacho en torturar a quien sea con tal de conseguir sus propósitos. Será
el primero de tres filmes donde Darth Vader verdaderamente se convertirá en un
personaje para la posteridad.
El guión original
tuvo numerosos cambios y fue pulido en varias ocasiones, pero los personajes
fueron siempre básicamente los mismos; realmente Lucas se lució con un guión
tan perfecto como narrativa es la película.
El día que la cinematografía nunca olvidará.
Otro rubro donde
la película alcanza la perfección es la música. John Williams ya había
trabajado anteriormente para cine y conseguido alguna estatuilla, pero con esta
banda sonora se consagra como uno de los mejores compositores del gremio, al
orquestar en forma fantástica los acordes que hacen sentir la emoción de las
escenas que se están transmitiendo, es decir, logró llevar a la perfección el
sentido de cada escena al pentagrama y finalmente, al oído del espectador.
En realidad, 2001 había utilizado música clásica;
pero definitivamente que la música original de Williams queda como anillo al
dedo a las escenas espaciales y como fondo temático de los personajes (mucha
gente asocia el tema “Imperial March” con Darth Vader).
Defectos son
pocos los que se pueden encontrar en este admirable filme, y quizá el rubro
donde más los hay es del lado histriónico. En efecto, Mark Hamill no es
precisamente el mejor actor que la pantalla haya visto; y por supuesto que
tampoco lo es Carrie Fisher; sin embargo el trabajo es eficiente, quizá por la
inercia del guión, pero en general, el trabajo de los actores, si bien no es
muy notable (con excepción de Sir Alecc Guiness, el único actor que se puede
jactar de haber obtenido una nominación al Óscar por Star Wars), también hay
que reconocer que su trabajo es correcto y no desmerece al resto de los
elementos de la película.
Con una
recaudación de ¾ de billón de dólares, (léase billón en términos ingleses, 1000
millones, no en términos españoles, que es un millón de millones), se convirtió
en la película más taquillera de la historia, título que retendría por cinco
años, cuando en 1982, E.T., superó la
cifra.
Es excelente,
bien narrada y entretenida; que es lo que a fin de cuentas se busca en una
película, en ese tenor, se puede considerar como una obra maestra del cine y,
por supuesto una de las mejores películas que la pantalla haya visto. Quien no
la haya visto, definitivamente comete un terrible sacrilegio.