Año 2010, yo tenía 19 años. La falta de
historias de terror en mi infancia me llevó a alejarme del género después de la
fatídica historia de Drácula, leída seis años antes. Esta sería la segunda vez
que el terror se asomara por la portada de un libro y… no me decepcionó en
absoluto.
Si un libro de terror alcanza estándares elevados es precisamente la obra de William Peter Blatty. Definitivamente, el tema de los exorcismos como central en un libro de terror era un terreno inexplorado hacia inicios de los años 1970, y es de reconocerse, Blatty tiene una pluma excelente.
Si un libro de terror alcanza estándares elevados es precisamente la obra de William Peter Blatty. Definitivamente, el tema de los exorcismos como central en un libro de terror era un terreno inexplorado hacia inicios de los años 1970, y es de reconocerse, Blatty tiene una pluma excelente.
Sinopsis
La historia narra a Regan, una niña hija de
una actriz divorciada, que vive en Washington D.C., la cual tiene un problema
que es catalogado en principio como de salud. En realidad, la primera mitad del
libro narra cómo la vida de la niña se va menoscabando cada vez más sin que sea
posible encontrar una explicación posible. La revelación central del libro es
que la niña no tiene problemas de salud en absoluto, se encuentra poseída por el demonio.
Pese a que la madre de la niña es atea,
busca ayuda y recurre finalmente a la iglesia católica. En el mismísimo momento
en que un sacerdote llamado Karras ingresa a la casa donde se encuentra la
niña, la batalla comienza. Con ayuda del ritual romano y otro sacerdote, Karras
se enfrenta a la posesión diabólica en su forma más grotesca. Conforme la
historia avanza, se revela que en el fondo, el ente que domina a la niña no va
tras ella, ella es más bien un daño colateral que sirve de vía para el
enfrentamiento con Karras, a quien finalmente logra atacar a Karras, dejando
todo en manos del segundo sacerdote, llamado Merrin, quien, pese a tener
problemas de fe, se sacrifica en un final inesperado para salvar a Regan.
Crítica
En general, la historia de El Exorcista es
diferente e interesante, el exorcismo siempre ha sido un tema tabú, debido a lo
común que es emplearlo contra males psiquiátricos. El autor le da su debida importancia
al exorcismo, situándolo, a mi parecer, en su exacta dimensión, logrando con
sus descripciones una cercanía con el verdadero terror (ese terror psicológico
que sólo un buen libro del género puede otorgar) tal, que llega un punto donde,
por más aterrorizado que se esté, no es posible parar de leer.
Peter Blatty hizo un excelente y
escalofriante libro de terror que, además, deja al lector con la sensación de “a
cualquiera le podría suceder”. Lo recomiendo ampliamente, muy bueno.
La Película: Reflejo
Si bien es cierto que una cinta
cinematográfica no puede compararse con el terror que genera el libro (debido a
que la imaginación, a mi parecer, es mucho más grande que cualquier director de
cine) sí logra transmitir la parte grotesca y dura del libro. En realidad, las
escenas de Regan siendo exorcizada son cuidadosamente tratadas, y,
verdaderamente logra reflejar el libro en que se basa.
Si he de ser honesto, cuando vi la película
me costó trabajo entender que no podría acercarse al terror que tiene el libro,
debido al detalle imaginativo y siniestro que es imposible reflejar, al grado
que, en mi opinión, si se ha leído el libro, la película resultará poco menos
que una comedia, y no por la realización (que es excelente) sino porque, en
realidad, sólo el libro puede lograr transmitir esos fantásticos terrores. No obstante,
vista la película en solitario, sin buscar una comparación con la novela base,
es posible encontrar una verdadera joya del cine de terror, que no sería
superada sino hasta que El Silencio de los Inocentes lograra su lugar como
reina del terror en 1991 (y que a la fecha no tiene sucesor, pero eso es otra
historia).
Mi valoración personal:
Del libro:
9
9
De la película:
9
9
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